viernes, abril 19, 2024
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MARCELINO CAMACHO

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Éxodo 92 (ener.-feb.’08)
– Autor: Evaristo Villar y Juanjo Sánchez –

Nos decían ayer que eran el contubernio:/ ¡Judíos, masones y comeniños!/ ¡Qué pedantes y malencarados eran ellos!/ Les obligaron, pico y pala,/ A construir faraónicos monumentos,/ donde, con sacrílega gloria, hacer sus mausoleos./ Los mataron y sepultaron en común fosa,/ Creyéndolos definitivamente muertos./ Pero ellas y ellos, viejecitos encantadores,/ Viven cargando a sus espaldas/ La historia que ellos les prohibieron./ Hoy desbordan de gratitud nuestro recuerdo./ Son, por la historia reprimida que hicieron,/ orgullo de nuestro pueblo,/ perenne fuente de humanidad.

Marcelino Camacho, militante en el mundo obrero y sindicalista, representa la historia de Comisiones, simboliza la lucha obrera por la libertad y la democracia y contra la dictadura franquista. Nacido en Osma La Rasa (Soria) en 1916, Marcelino ha vivido siempre del trabajo de sus manos y es hoy, a sus noventa años, una lección magistral de honestidad, coherencia y lealtad a unas convicciones profundamente humanas.

1. Marcelino y Josefina son importantes, muy importantes, aunque no son ricos. Viven modestamente, rodeados de muchísimos recuerdos y medallas, en Carabanchel, en un tercer piso sin ascensor. Hoy no tienen poder sindical ni político directo. Pero Marcelino es un personaje histórico y una persona indomable. No se plegó nunca ni ante Franco ni ante las burocracias sindicales. Sólido y próximo, concreto y con la línea del horizonte en su mirada, puede seguir repitiendo como antes lo hiciera: “Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar”. ¿Qué te recuerda esta frase?

Sí, esa frase la he dicho yo en reiteradas ocasiones saliendo de la cárcel. Es una síntesis de mi vida. Tengo también otra frase más reciente, asumida generalmente por la izquierda. Es esta: “No luchamos solamente por la paz, la libertad y la democracia, luchamos también por la igualdad”.

2. Marcelino ingresó en el Partido Comunista en 1935, a los 17 años, de la mano de Ramón Laguna Toribio, un factor del ferrocarril que, desde Sevilla, participó en la huelga general en apoyo a la Revolución de Octubre de 1934, en Asturias. Fue arrestado y trasladado a la estación de La Rasa, donde trabajaba también de factor el padre de Marcelino. Este hombre fue el que le dio los primeros materiales de estudio serio: El Manifiesto Comunista de Marx y Engels y la Aportación a la Crítica de la Economía…

Toda mi familia era ferroviaria. Mi padre era factor de la línea Madrid, Zaragoza, Alicante, una de las grandes líneas del país. Yo estaba en la escuela de la estación de ferrocarril, en 1934, preparándome para ser factor cuando llegó Ramón. Ahí le conocí. Cuando se sublevó Franco, yo me fui voluntario a los 18 años a defender la República.

3. Marcelino estuvo en la cárcel en varias ocasiones, dos de ellas muy significativas. Al finalizar la Guerra Civil (1936-39) y tras la derrota del bando republicano, fue juzgado y, en represalia por el bando vencedor, encarcelado…

Me condenaron a doce años y un día. Tres años después, en el 1942, me mandaron al 94 Batallón Disciplinario de Trabajadores Penados a Guipúzcoa. Desde allí me trasladaron al 93 Batallón de Penados en Peñaranda de Bracamonte, Salamanca. En ese tiempo se produce el desembarco de los Aliados en el Norte de África y me movilizan a Tánger con el 92 Batallón de Penados. Del campo de concentración de Tánger huyo y pido refugio político en Argelia. Allí conocí a Josefina.

4. En 1957 fue indultado y regresa a España. Trabajó como fresador en la empresa Perkins Hispania, donde es elegido miembro del Comité de Empresa. Ahí conoce a Julián Ariza y descubren juntos una táctica que resulta exitosa en las negociaciones con la empresa: acompañar las reivindicaciones salariales con el “coste real de la vida”…

Franco, queriendo mostrar una cierta apertura, en realidad debilidad, dio un indulto para los refugiados políticos. Para entonces ya Josefina y yo habíamos tenido nuestros dos hijos, Marcel y Yenia. Mis compañeros desde España me pidieron que regresara y volví en el 57. Al llegar a Madrid busqué trabajo en la empresa Perkins. Como oficial fresador, no ganaba mucho, pero aprendí muchas tácticas e hice muchas amistades. En el 67 me detuvieron otra vez, y salí de Carabanchel en el 72, en marzo, y en junio de ese mismo año de nuevo me mandaron a prisión con los del proceso 1001.

5. ¿Dónde se goza de mayor comodidad: en la cárcel de Argel (1939-1944) o en la de Carabanchel (1967-1976)?

Bueno, en Argel yo estuve poco tiempo en la cárcel. Casi nada. Conseguí el estatuto de refugiado, como he dicho, y gocé de una cierta libertad. Donde fue realmente duro fue antes en los campos de concentración de Tánger. Éramos una unidad militar, no armada, más bien de trabajos forzados, de pico y pala. Marruecos, que era otra dictadura, no era de fiar para el régimen franquista que trataba de defender la plaza con uñas y dientes. Aquí llegué a enfermar de paludismo, y estuve ingresado en el hospital de Larache hasta que pude escapar.

Lo de Carabanchel es otra historia. Tiene mucho que ver con la creación del sindicato ilegal de Comisiones Obreras.

6. Entre prisiones y campos concentración Marcelino ha estado 14 años preso. Le ha tocado hacer nueve huelgas de hambre, reivindicaciones que luego eran castigadas con 20 días de celda de castigo… ¿Cómo pasabais la insoportable lentitud del tiempo en la cárcel, Marcelino?

La cárcel te puede volver loco si no mantienes la calma y tienes un proyecto de vida suficientemente firme. Por ejemplo, los funcionarios de prisiones nos distinguían perfectamente por la forma de salir al patio. Los que andaban solos y muy deprisa eran anarquistas; los que iban en grupo, preparando gobierno, eran socialistas, y los que llevaban un libro debajo del brazo eran los comunistas. Yo estaba con los del libro, la cárcel fue mi verdadera universidad.

Entre los paseos por la galería, el patio y el estudio, me quedaba tiempo para dar seminarios y cursos a los jóvenes sindicalistas que iban ingresando en esta universidad de represión franquista. Mi librito “Charlas en la prisión”, con ediciones en diferentes lenguas, fue escrito ahí, en la cárcel. Organizábamos la vida en perfecta comuna, donde compartíamos dinero, paquetes de comida, huelgas de hambre reivindicando un estatuto de preso político, mejoras en las condiciones de la prisión, etcétera.

7. Relación con el padre Llanos y el padre García Salve. Has conocido a curas muy famosos en la cárcel, ¿no es verdad?

Bueno, no sólo en la cárcel. Yo fui monaguillo en mi pueblo, aunque sin vocación. La verdad es que no soy creyente, pero evito hacer profesión de ello. Respeto mucho a todo el mundo, también a los creyentes. En cualquier caso, hay infinidad de fenómenos naturales que la ciencia no puede explicar con exactitud y que dejan un pequeño margen para creer en lo sobrenatural. Pero…

Durante el proceso de creación de Comisiones Obreras, ¡cuántas veces nos reunimos clandestinamente en “la capilla” del Pozo del Tío Rainundo, donde estaba el padre Llanos! Recuerdo este tiempo con mucho cariño. Conocí también al “cura Paco”, a quien detuvieron junto a todos nosotros, la directiva de CC.OO., cuando estábamos reunidos en el convento de los Oblatos de Pozuelo de Alarcón en el 1972. Es lo que se ha llamado “Proceso 1001”, que, entre otras cosas dignas de mencionar, está la defensa que hizo de nosotros mi amigo Joaquín Ruiz-Jiménez. Aunque, como es sabido, de nada sirvió porque nos condenaron a 20 años de cárcel. Luego, con la muerte del dictador, nos llegó el indulto.

8. Josefina, que está al loro, añade: ¿sabéis que el “cura Paco” es el padre García Salve? Un gran tipo”. Josefina ha sido y sigue siendo una gran militante. Con esa vivacidad andaluza que pervive sobre los años y con ese aire de militante clásica, forjada en la disciplina, la sobriedad y la tenacidad, que ha compartido durante muy larga vida con Marcelino. Desde el 48 que conociste a Josefina Samper, le preguntamos, ¿qué ha cambiado en tu vida, Marcelino?

“Bastante”, se adelanta Josefina. Con parsimonia añade Marcelino: Ha sido mi inseparable compañera. Hemos militado juntos. ¡Cómo olvidar que ella ha sido el alma de la organización de la solidaridad con los presos que hacían las esposas de militantes de Comisiones Obreras! Ella conoce muy bien lo que son los encierros en las iglesias, las manifestaciones exigiendo amnistía. Y ¡tantas, tantas cosas! Su labor ha sido imprescindible en esa época de represión política y laboral.

9. Secretario general y carnet número uno de CC.OO. (1976-1987). Desde principios de los años sesenta Marcelino Camacho impulsó la formación de las ilegales Comisiones Obreras frente al sindicato único y vertical del régimen. Trabajó decididamente por un sindicato independiente con derecho a reunión, expresión, asociación y huelga. Apostó por la lucha abierta, no clandestina, aprovechando los resquicios de la legislación vigente. Fue el primer secretario general de Comisiones Obreras y sigue siendo su símbolo más evidente y más recio. ¿Le harías hoy nuevamente una huelga general a Felipe González como le hiciste en el 85?

En condiciones similares, no lo dudes, saldríamos nuevamente a la calle. El 14 D de 1988, reconstruyendo la unidad de acción sindical con la UGT, hicimos juntos la huelga “por la reforma de las pensiones de vejez e invalidez”. Por estos motivos volveríamos a hacer otra huelga.

Yo milité desde muy joven en la UGT como mi padre y tenía ya ideas marxistas. Era consciente de que el papel de los asalariados era vital en el país porque somos los trabajadores manuales, técnicos, profesionales e intelectuales los que creamos riqueza. Y los asalariados éramos la mayoría de la población. ¿Por qué carecíamos de fuerza social y política? Evidentemente, porque estábamos desunidos, en pequeños grupos que no tenían significación. La patronal no tenía más que una sola organización y vaya si tenía fuerza. Los sindicatos estábamos divididos. El objetivo era entonces, y sigue siendo, unirnos. Nuestra fuerza reside en la unión, movilizarnos y luchar juntos.

Caí entonces en la cuenta de que desde la UGT no había posibilidad de conseguir la unión obrera. Y es entonces cuando, con otros compañeros, fundamos un sindicato. Desde Madrid descubrimos que la forma en que los mineros de La Camocha, en Asturias, habían hecho recular a la empresa, uniéndose todos (socialistas y comunistas, curas y hasta gente derechas) era una nueva forma de reivindicar nuestros derechos laborales. Y, a partir de ahí, creamos Comisiones que, en poco tiempo, llegó a ser la organización sindical más importante del país.

10. Defensor incansable de la unidad de los trabajadores y de la democracia interna. No pudiendo alcanzar, como era su deseo, el Sindicato Único y Unitario de clase creaste la Confederación Sindical de Comisiones Obreras. Se te atribuye otra frase que, posiblemente, representa el lema que ha inspirado tu vida: “debemos actuar con los pies en el suelo y la vista en el horizonte, es decir, reivindicar en lo concreto sin renunciar a la transformación del mundo”. ¿Qué hay detrás de todo esto?

Nuestros objetivos son la paz, la libertad, la democracia y la igualdad. Uno que gobierna debe de transformar profundamente la sociedad y no dejar que la gran banca siga decidiendo la mayor parte de las cosas. Con diferentes gobiernos, la gran banca, el gran capital no van a tolerar transformaciones profundas. No van a permitir la igualdad entre la mujer y el hombre ni desde el punto de vista económico, social ni educativo. Para lograr esa igualdad no podemos olvidar otros pasos íntimamente relacionados: la libertad y la democracia. Por esto hemos luchado desde siempre en el sindicato.

11. Vamos a echar una mirada al momento actual. ¿En qué situación política estamos?

En una democracia burguesa. La gran banca toma las grandes decisiones en el plano económico, social y político. Pero hay que tener en cuenta que no es la conciencia la que determina la existencia, es la existencia la que determina la conciencia. Según el sueldo que tienes sabes lo que puedes hacer. Es lo económico lo que determina lo social. Es una gran realidad: con el gobierno socialista siguen los mismos banqueros y es el mismo capital el que nos sigue explotando.

En definitiva, ¿qué es el trabajo? El valor del producto. ¿Y cómo se determina? Según las horas trabajadas. Es decir, lo que vale un producto determinado depende de las horas que se han empleado en crearlo. Pero cuando pasa a manos de un propietario y se transforma en mercancía, se vende más caro de lo que se ha producido. Esa diferencia es la plusvalía que nos enseñaron a ver Marx y Engels y con la que se queda el gran capital, robándosela al productor.

12. ¿Qué mueve hoy a los partidos, la lucha por la justicia o la lucha por el poder?

Se busca el poder para dominar, para explotar. Lo que se debía aprovechar para hacer leyes justas y equitativas, para transformar los aparatos, para tener una policía y un ejército al servicio de la libertad del pueblo se convierte en dominación sobre el pueblo. Hoy día tener el poder no es una solución suficiente. La sociedad tiene que organizarse mejor y tener gobiernos que quieran servir no al gran capital sino al pueblo.

13. Y en esto del poder ¿encuentras alguna diferencia entre los partidos de derecha y los de izquierda? ¿Se puede hablar hoy de izquierdas y derechas?

Pues claro que se puede. No es lo mismo que gobierne la derecha a que gobierne la izquierda. Aunque no olvidemos que quien está sobre ambas es la gran banca, no es lo mismo el PSOE que el PP. No hablo de IU, porque estoy seguro de que la gran banca, si llegara el caso, le iba a impedir gobernar. Yo pienso que sigue siendo necesaria la unidad de la izquierda, sigue habiendo necesidad de unir todas las fuerzas.

14 ¿Cómo ves la actual situación de la mujer en el mundo laboral? ¿Cómo se conjuga su vida laboral con la vida doméstica?

A la mujer no se la prepara profesionalmente. Esta es la razón de su inferioridad laboral. La desigualdad mayor está en la falta de profesionalidad. Desde niña se la enseña a hacer las cosas de casa. La discriminación está ya en el origen.

Josefina apostilla: tengo una hija y un hijo, y yo les he educado exactamente lo mismo. Quería que fueran los dos capaces de abrirse a la vida sin discriminaciones ni complejos.

15. Seguro que no estuviste el domingo, día 30 de diciembre, en la Plaza de Colón. Allí se iba a hablar de la “familia cristiana”, pero se habló más de política que de otra cosa. ¿Cómo ves la relación entre política y religión aquí, en España? ¿Te merece la Iglesia de hoy más o menos confianza que la de tu tiempo, la del cardenal Tarancón?

No creo en Dios ni en la Iglesia, pero, de niño, he sido monaguillo y he tenido a mi lado grandes militantes cristianos como los padres García Salve y Llanos. Pero ellos también estaban convencidos de que la Iglesia jerárquica estaba al servicio del gran capital.

Yo creo profundamente en el ser humano, en la vida, en la igualdad y la justicia entre los seres humanos. Debemos proteger y luchar por la dignidad del ser desde que nace hasta que muere. Es necesario, en este sentido, un sistema socialista sin dictadura. Para mí, que he estudiado a Marx y Engels, creo que ellos han reflejado perfectamente las perversiones de un capitalismo sin entrañas. Por eso yo he estado siempre en el PC y en IU tratando de establecer un sistema más justo e igualitario, más respetuoso con todos los seres humanos.

La globalización nos está dejando con menos fuerzas contra la tiranía del capital.

16. ¿Y los jóvenes en este complicado mundo laboral que hemos montado: precariedad laboral, inestabilidad, sueldo basura, mileuristas…?

Todo eso es verdad. Pero el joven tiene que prepararse, ser especialista en algo para que nadie abuse de él. Es necesario que la sociedad entienda que siempre necesitamos algún incentivo para producir mejor y con más cuidado.

17. ¿Qué opinión te merece la actual implicación de los sindicatos en la creciente presencia de los inmigrantes en el mundo laboral?

Los sindicatos siguen siendo necesarios porque existen clases sociales. Y, mientras haya clases sociales, va a existir la lucha de clases. Y los sindicatos están ahí para amparar al productor a conseguir mayor dignidad y no dejar que las cosas deriven por la pendiente de la violencia. Cada época trae sus modos de lucha. Y nosotros estamos por la paz, fruto de la libertad, de la democracia y de la igualdad. No se puede permitir ya la violencia. Hay otros métodos.

Y en el mundo de la inmigración los sindicatos tienen un papel muy importante: conseguir que la gran patronal no los explote, ni juegue con su carencia de documentación, de papeles. Todos hemos sido y somos, de algún modo, inmigrantes. Hay que estar a su lado.

No se puede olvidar este dato cierto: que toda la legislación laboral se ha hecho bajo el dominio de la gran patronal y la gran banca. El socialismo debería cambiar esta tendencia: que se legisle desde abajo.

18. ¿Cómo es nuestra relación sindical con Europa: satisfactoria, pobre…? Debería ser más y mejor. Pero hay que tener en cuenta que nadie nos ha regalado nada. Lo que hemos conseguido ha sido por nuestras luchas. La fuerza del mundo sindical ha estado siempre en su coherencia. Aunque siempre es bueno tener el apoyo de otros compañeros que, aunque lejos, están en la misma lucha.

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