viernes, marzo 29, 2024
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De cuidados posibles y luchas domésticas

Éxodo 122
-Autora: Débora Ávila Cantos-

Sostener. Ocho letras que se deslizan hacia abajo sedimentando un suelo sobre el que apoyar nuestros pasos, sobre el que sustentar nuestras vidas. Por más que las imágenes y discursos actuales se empeñen en enfatizar nuestra capacidad de caminar por nosotros mismos, hacia una existencia hecha de individualismo e independencia, en la que la sola voluntad individual es garantía de éxito, lo cierto es que podemos avanzar sólo gracias a que existe un suelo que nos sostiene. Ese suelo, que hace posible la vida, está construido de afectos que nutren el sustrato, de manos que ayudan a mantener el equilibrio en pasos difíciles, que agarran fuerte cuando hay que saltar grietas, de voces que orientan en el camino, de hogares que dan cobijo y reposo al cansancio… En definitiva, ese suelo está compuesto, ante todo, de cuidados que sostienen cotidianamente la vida.

Sostener y cuidar la vida. Senda de Cuidados es un proyecto social que nace, desde sus orígenes, totalmente atravesado por esta necesidad que era, para nosotras, a la par, deseo. Lo primero que nos impulsó a juntarnos fueron las ganas de cuidarnos mutuamente, frente a todas las retóricas que, en tiempos de crisis, alentaban al “sálvese quien pueda”. A nuestro alrededor, compañeros desde hace mucho de luchas y pequeñas victorias en un compromiso por construir un mundo mejor, sufrían la tremenda embestida de esta crisis (o, mejor dicho, de esta ofensiva neoliberal) con especial virulencia. Migrantes que vinieron aquí en busca de una vida digna para ellas y los suyos, con quienes habíamos compartido espacio y vida en colectivos como Territorio Doméstico, la Red Interlavapiés, la Asamblea de Sin Papeles de Madrid o el Ferrocarril Clandestino, veían día a día cerradas las puertas de cualquier oportunidad de empleo.

Senda de Cuidados no es más que (o es tanto como) eso. Un intento de juntarnos para cuidarnos colectivamente, pensando entre todas alternativas de trabajo para aquellos a los que el mercado laboral se lo está poniendo más difícil. Así es como empezamos a caminar, a reunirnos, a discutir, a compartir ideas… y así es como llegamos a la conclusión de que la mejor forma en la que podíamos cuidar era cuidando. Cuidar cuidando de otro colectivo para el que nuestra sociedad tampoco parece no tener sitio: nuestros mayores. Sumergidos en el ritmo frenético de la productividad, la vejez se ha convertido poco a poco en esa etapa del cuerpo condenada a la relegación y la exclusión, en la que nos cuesta apreciar esa sabiduría que dan los años, mezclada con una mirada tierna y el tiempo hecho calma de aquellos que durante tanto sostuvieron (y sostienen) nuestras vidas.

Convencidas que de que nuestros mayores se merecen el mejor de los cuidados, y mientras esta sociedad nos niegue la posibilidad de hacerlo sometiendo nuestro tiempo de vida a las necesidades del mercado, en Senda de Cuidados nos propusimos generar un proyecto de autoempleo para personas migrantes en el que ofreciéramos un apoyo en los cuidados domésticos para todas aquellas personas que lo necesiten. Y, para ello, era del todo necesario apostar de manera decidida y rotunda por dos premisas irrenunciables: a saber, que los cuidados que ofreceríamos serían siempre, y en todo momento, cuidados dignos, y que para ello necesitábamos generar puestos de trabajo también dignos. No lo teníamos difícil, contábamos a nuestro alrededor con expertos cuidadores, podíamos formar a nuevas profesionales en nuestra Escuela de Cuidados, y nos alimentábamos de la filosofía y la experiencia de lucha de nuestras compañeras de Territorio Doméstico. En nuestra contra, una sociedad que niega el valor de los cuidados, que los invisibiliza y denigra, condenando a sus profesionales a salarios míseros y condiciones laborales carentes de los derechos más básicos. Y en el medio, nuestra particular batalla que librar.

Senda de Cuidados nace así como una asociación sin ánimo de lucro (rechazamos de partida que en el cuidado pueda existir lucro y abogamos por la salida de este campo de las grandes empresas), en la que ofrecemos todo tipo de servicios de cuidados para mejorar la calidad de vida de las personas que necesitan ser cuidadas, supervisados continuamente por profesionales del trabajo social, a la par que luchamos por lograr la protección de los profesionales del cuidado y por la mejora de sus condiciones laborales, materializadas también en un salario justo.

Cabalgando entre múltiples situaciones de vulnerabilidad (la de las personas migrantes, la de las personas mayores y la de las profesionales del cuidado) pero convencidos de que juntos, a partir del cuidado colectivo, podemos construir formas de vida diferentes, hemos dado la vuelta a nuestra vulnerabilidad para, entre todos, tornarla potencia. La potencia de crear una sociedad nueva, en la que el cuidado, la solidaridad y el reconocimiento mutuo se pongan en el centro. No lo tenemos fácil, y menos en estos momentos en los que nuestros recursos empiezan a escasear, pero estamos seguras de que serán muchos más los que se sumen a esta Senda.

Si quieres colaborar contratando nuestros servicios, o apoyando nuestro proyecto económicamente o con tu tiempo, no dudes en consultar nuestra página web: www.sendadecuidados.com

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