viernes, abril 26, 2024
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Una apasionante invitación a la vida buena

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Aunque resulte extraño, no me resisto a iniciar la presentación del nuevo, espléndido, libro de nuestro amigo Manuel Fraijó[1]M. Fraijó, Semblanzas de grandes pensadores, Trotta, Madrid, 2020, Semblanzas de grandes pensadores, en la editorial Trotta, con el escalofriante relato que evoca sobre la condena de Giordano Bruno, uno de los más brillantes pensadores del conjunto que eligió para estas semblanzas que ahora nos ofrece en su libro: «Condenado por hereje y apóstata pertinaz e impenitente –escribe Fraijó en su semblanza– Bruno y sus escritos ardieron en la hoguera. La plaza romana del Campo de las flores tuvo el triste privilegio de contemplar cómo Bruno, desnudo y atado a un palo, con la lengua aferrada a una prensa de madera para que no pudiera hablar, era quemado vivo, en cumplimiento de la sentencia dictada por el tribunal romano de la Inquisición y sus cenizas esparcidas al viento…». La tradición cuenta –añade Manolo– que, mientras ardía, «un sacerdote le ofreció un crucifijo, que él rechazó, volviendo la cabeza hacia el otro lado». Tremenda escena…

En su también logrado prólogo, Fraijó sostiene que «la filosofía ha sido siempre una invitación a la vida buena». Y lleva razón. Pero, a veces, la invitación se transforma en involuntario martirio en defensa de las propias convicciones, de la idea de vida buena, de la verdad o la justicia. El magistral relato que ha trenzado en estas Semblanzas que recoge el libro da fe de lo uno y de lo otro. Si he querido comenzar mi presentación por el martirio es porque el sufrimiento confiere un plus de veracidad y dignidad. La dialéctica, defendía el filósofo crítico Max Horkheimer, es algo serio: «si el sufrimiento no es reconciliado, todo el esfuerzo del pensamiento habrá sido en vano».

Pero el relato de semblanzas que nos ofrece Fraijó en este nuevo libro no es, en absoluto, un tocho más de historia de la filosofía. Manolo posee una increíble capacidad para convertir esas presentaciones en apasionantes historias que te atrapan desde la primera hasta la última línea, incluso cuando se trata del pensamiento más oscuro… Confieso que más de una vez tuve la tentación de pasar por encima de algún capítulo, que me esperaba cuando menos pesado, pero una vez iniciada la lectura del mismo, me fue imposible resistirme hasta… la última línea de la última página 453.

Y digo apasionantes historias porque Manolo enhebra, con envidiable arte, pensamiento y vida, biografía, y pensamiento, incluso curiosidades y detalles aparentemente nimios, que luego resultan pertinentes, de modo que uno queda atrapado, como decía, sin duda con gozosa libertad, en esa trenza del relato. A lo que suma su inagotable fuente de citas, certeras y penetrantes, de los mismos autores y de otros muchos, así como de otras disciplinas y sabidurías, que “interrumpen” el curso del relato, como un alto en el camino, para ahondar en el contenido o para abrir una cesura por la que pueda irrumpir la presencia del mesías, como enseñaba magistralmente a practicarlo el filósofo y crítico de la cultura Walter Benjamin, también aquí incluido.

Pero creo no exagerar si afirmo que en este nuevo libro Fraijó se ha superado con creces a sí mismo.

El relato que construye ofrece una semblanza de 22 grandes pensadores: un conjunto apropiado, como para poder ofrecer una amplia información de cada uno, pero a la vez no excesiva, como para poder reposar y ahondar en cada pensamiento. De este modo, logra plasmar un relato redondo en cada historia, escrito, además, en una prosa fluida y transparente, algo sumamente difícil, y por eso algo sumamente raro en el ámbito de la filosofía.

A ese logro contribuye también, sin duda, la amplia y rica entrada biográfica en cada presentación, que amplía frecuentemente con nuevos datos, entrelazados con el curso del pensamiento hasta formar, como subrayaba más arriba, el singular tejido de este libro, que sorprende y fascina. Su relato rezuma humanidad y pensamiento, tan entrañable una como vigoroso el otro. Invito a adelantarse con el relato sobre Pascal, por ejemplo, o Lutero o Kierkegaard, para percibir la entrañable humanidad, y con el relato de Nicolás de Cusa, por ejemplo, o Spinoza o Wittgenstein para calibrar el vigor del pensamiento del elenco de pensadores que eligió Fraijó para trazar estas semblanzas.

Ardua, imposible tarea es, sin embargo, pretender dar siquiera una idea del pensamiento de todos ellos. Me arriesgo, no obstante, a destacar un par de ellas que merecen, a mi parecer, una mención especial.

Me incita a ello un comentario que hace el propio Fraijó en la contraportada del libro. Escribe: «Este libro, una selección de conferencias, se asoma a una amplia galería de pensadores que marcaron el discurrir de la vida en Oriente y Occidente. Es posible que sus búsquedas no sean ya las nuestras, pero su pensar y sentir continúan ejerciendo un gran hechizo sobre nuestro presente. Venimos de ellos, aunque aparentemente los tengamos olvidados». Ciertamente: tal es el caso, por ejemplo, del pensamiento del gran Nicolás de Cusa, del “divino Cusano”, como lo llamaba Giordano Bruno. Concretamente, su brillante idea de la ciencia como docta ignorancia, sabia ignorancia, idea que conjugaba con otras no menos brillantes y lúcidas, como la coincidencia de los contrarios, que le llevaron a adelantarse en siglos a sus contemporáneos en el pensamiento y en la praxis, como, por ejemplo, en el diálogo entre religiones con el lúcido y sorprendente criterio de convencer, no vencer. Ideas tan avanzadas que, como observa Fraijó, apuntaban nada menos que a una superación del etnocentrismo latino.

Nada tiene por tanto de extraño que pensadores críticos actuales, defensores de una superación del etnocentrismo del pensamiento Occidental en favor de epistemologías alternativas liberadoras, de una ecología de saberes, como Boaventura de Soussa Santos, hayan reivindicado actualmente, salvando todas las distancias, la teoría de la docta ignorancia del Cusano. Lo que adquiere especial relevancia para la presentación de este libro de Fraijó, dado que los autores elegidos por él son todos, excepto Confucio y Lao-Tsé, europeos occidentales.

Esos mismos pensadores críticos someten hoy a una severa crítica la idea occidental de modernidad, que atraviesa también el relato de estas semblanzas, como una idea pervertida por la colonialidad del Ser como Poder, “el lado más oscuro de la Modernidad”. Pero el relato de Fraijó salvaría esa sombra justamente al valorar la docta ignorancia por encima de la ontología dominante. Y en este sentido, es significativo, a mi modo de ver, que en el elenco de autores elegidos por Fraijó no figure el gran Hegel, y sí el Cusano, Pascal y Giordano Bruno.  

Notas

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1 M. Fraijó, Semblanzas de grandes pensadores, Trotta, Madrid, 2020

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