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MEDIOS DE COMUNICACIÓN ALTERNATIVOS

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Número 84 (mayo-junio’06)

Caminamos a un ritmo vertiginoso, sin tiempo para asentar las ideas, los sentimientos, los comportamientos. La prisa parece ser el leit motiv de esta nueva etapa de la historia que algunos califican ya de tiempo axial o tiempo eje que afecta no sólo al cambio en las formas (metamorfosis) sino a las mismas raíces (cambio de época). Lo cierto es que todo cambia muy deprisa: los ciudadanos, las calles, los pueblos, los países, los paisajes, los continentes, el mundo entero que parece estar obedeciendo a una ley no escrita de movilidad permanente. El “panta rei” de Heráclito, todo fluye como un río incontenible, incrustado en el corazón de la vida, está aflorando por todos los ángulos de ésta: el político, el socioeconómico, el cultural y el mismo religioso. Es el río que nos lleva, que nos arrastra.

También a la información le han llegado las prisas, el cambio. Con las nuevas tecnologías, y sobre todo con la llegada de internet, estamos asistiendo a un verdadero terremoto en este campo. Durante varios siglos la humanidad ha mantenido, de buena o mala gana, como cierta aquella aseveración de Marx sobre el origen de las ideas y la información: “las ideas dominantes (la información) son siempre fruto de la clase dominante”. Mirando en retrospectiva la historia, no es difícil confirmar la veracidad de este aserto. Hace tan sólo diez años un analista tan fino como Eduardo Galeano lo expresaba brillantemente en Le Monde Diplomatique: “La dictadura de la palabra única y de la imagen única, mucho más devastadora que la del partido único, impone en todas partes el mismo modo de vida, y otorga el título de ciudadano ejemplar a quien es consumidor dócil, espectador pasivo, fabricado en serie, a escala planetaria, conforme al modelo propuesto por la televisión comercial norteamericana… En el mundo sin alma que los medios de comunicación nos presentan como el único mundo posible, los pueblos han sido reemplazados por los mercados; los ciudadanos por los consumidores; las naciones por las empresas; las ciudades por las aglomeraciones. Jamás la economía mundial ha sido menos democrática, ni el mundo tan escandalosamente injusto”. Difícil reflejar la situación que estamos viviendo con mayor precisión y realismo. Las grandes corporaciones de la información, el reducido número de sus agencias son mayormente las verdaderas creadoras de la realidad en que hemos vivido, en que aún seguimos viviendo…

No obstante, desde la llegada de las nuevas tecnologías de la comunicación e información tenemos la impresión de que se está abriendo una grieta en este muro. No toda la información la controla ya el dinero, el poder y sus agencias, como tampoco el imperio es capaz de controlar la proliferación de las experiencias nucleares. Algo verdaderamente sorprendente está amenazando la hegemonía y el monopolio de la creación y manifestación de la verdad. La información alternativa -de forma más fresca y versátil, más espontánea y poco mercantil- ofrece otras caras de la realidad que la información oficial oculta o ignora. Se va abriendo camino con dificultad, pero de forma imparable.

En las páginas que siguen se reflejan no sólo el volumen y las identidades diversas de estos medios alternativos, sino también algunos momentos estelares en que han logrado doblegar la “verdad oficial”. El verdadero objetivo de estos medios apunta decididamente hacia la conquista de la hegemonía en una información que aspira a ser más participativa y horizontal, más democrática y verdadera. ¿Estaremos ya entrando en la antesala de ese “quinto poder” del que habla con frecuencia Ignacio Ramonet?

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