martes, marzo 19, 2024
InicioSin categoríaEncuentro Convivencia - Estudio

Encuentro Convivencia – Estudio

Escrito por

De la Red europea de la Iglesia por la Libertad en España, mensaje final
 
Durante este largo proceso hemos sido testigos de la muerte de Juan Pablo II (a quien deseamos un descanso feliz) y de la elección del Benedicto XVI, cuyo pontificado deseamos que sea un nuevo renacer de la esperanza en las iglesias y en el mundo. Aunque las conclusiones de este trabajo serán publicadas en breve, hoy queremos adelantar algunas constataciones y otras claves de actuación:

1ª. Hemos reconocido una sociedad española y europea plural y polivalente. Asentada sobre la lógica del mercado capitalista se advierten mayoritariamente en ella dos tendencias: de una parte, la que genera un sujeto individualista y competitivo, sumiso y desigual y que tiene como consecuencias más llamativas la desigualdad en la distribución de la riqueza, el corporativismo partidista e identitario, la devaluación de la democracia y la exclusión de los sectores más débiles como son los jóvenes y la mujer, los niños, los homosexuales y los inmigrantes. De otra parte y sin llegar a formar una firme alternativa a la lógica del sistema, hemos descubierto en todos los estamentos sociales una tendencia firme a transformar las aristas más dolorosas del sistema: desde la construcción de una conciencia y cultura ciudadana de participación y respeto a la diversidad, hasta el reconocimiento de la dignidad de los/as excluidos; desde el respeto al equilibrio ecológico, hasta la búsqueda de otras formas de economía social y cooperativa.

2ª. También hemos descubierto una iglesia en España y en Europa plural y diversa donde se advierten predominantemente dos tendencias marcadas por la forma de organizarse, la vivencia de la espiritualidad y el modo de presencia en el mundo. Ambas formas aparecen actualmente envueltas -aunque de diverso modo- en dos crisis profundas que afectan a su credibilidad y significación en el mundo. Aunque estas crisis no son exclusivas de la iglesia católica -de algún modo alcanzan a todas las confesiones religiosas en España y en Europa-, en nuestra propia casa tienen un eco más determinante porque nos están emplazando tanto a ajustar nuestras cuentas con la modernidad (lo que ya intentó el Vaticano II) como al compromiso con la justicia en el mundo.

3ª. Estamos siendo testigos de un cambio de época, marcado por las transformaciones que suponen las nuevas tecnologías y la globalización. Un cambio epocal que está generando exclusión y muerte para colectivos y continentes enteros, pero que también está dejando al desnudo de toda racionalidad y de toda justicia social este sistema capitalista-imperial. Todo esto supone un gran desafío para la significación de la fe cristiana y la credibilidad de las iglesias. No obstante, existen muchas grietas que están resquebrajando el sistema y sus amenazas están, por lo mismo, preñadas de esperanza. Por eso, como cristianos de la base eclesial, deberíamos recuperar algunas claves que, como las siguientes, hagan más creíble y significativo el mensaje cristiano: Primera clave. Ante una Europa fortaleza y club de la abundancia y unas iglesias cómplices de la exclusión de terceros y cuartos mundos, necesitamos volver a Jesús de Nazaret y recuperar con radicalidad su seguimiento. Un seguimiento que incluye, como primer paso, la opción real y efectiva por los pobres y sus causas; la proximidad a las víctimas y el enfrentamiento contra todo aquello que es causa de exclusión social. Aquí, en nuestro contexto, esta vuelta a Jesús incluye una apuesta firme por una sociedad europea justa y abierta, democrática y secularizada. Segunda clave. Ante una sociedad marcada por la ideología del individualismo, la limitación de la ciudadanía y la devaluación de la democracia y unas iglesias que se atrincheran en una jerarquización trasnochada que excluye la participación y la igualdad radical del pueblo creyente, necesitamos, de una parte, reforzar la capacidad profética para exigir a la iglesia de Roma algunos gestos significativos como los siguientes: la renuncia del Papa a seguir siendo jefe de un Estado como el Vaticano y la supresión de los nuncios, sus embajadores; la renuncia a continuar siendo un monarca absolutista y la disposición a aceptar, como “primus inter pares”, la representación colegiada en la dirección de la Iglesia con la necesaria inclusión de la mujer en este servicio; la renuncia a la teología del Primado de Pedro que es un resabio de imperialismo medieval; y la aceptación de la iglesia igualitaria y diversa, autóctona y fraterna del Nuevo Testamento. Y, por otra parte, necesitamos recuperar también el movimiento comunitario de base en orden a ofrecer referencias comunitarias a las iglesias, y paradigmas de socialización significativos para la sociedad actual. Tercera clave. Ante la falta de ética y el uso abusivo de la ciencia en nuestra sociedad y el desprecio que a menudo hacen de ella nuestras iglesias, debemos recuperar el diálogo honesto y crítico con la realidad y los distintos saberes (filosóficos, antropológicos y técnicos). Un diálogo igualmente distante de enrocamientos doctrinales como de la fácil y acrítica adaptación a las novedades. Cuarta clave. Finalmente, recogiendo el testigo de tantas personas anónimas que, contra viento y marea, siguen creyendo y esperando en Dios y en la Humanidad, necesitamos fomentar y fortalecer una mayor coordinación. Una coordinación en red tanto de los movimientos, grupos y personas de por libre, como de los medios con que contamos. Una coordinación capaz de ir proyectando en la sociedad y en las iglesias un estilo de vida alternativo al actual sistema, y unos valores más cercanos a aquello por lo que estamos luchando: la justicia, la igualdad radical (nunca reñida con la diversidad), la solidaridad real y la paz. Nos hacemos estas propuestas con honestidad y sin perder el humor. Secundando la fina ironía de González Faus, nosotros, cristianos y cristianas de base, no vamos a negar la Eucaristía a María de Nazaret por haber convivido con José antes de casarse; ni vamos a denunciar anónimamente ante la Sagrada Congelación para la Doctrina de la Fe a José, su casto esposo, por haber dudado de la virginidad de María; ni, por más escandaloso que parezca, vamos a privar del sacerdocio al laico Jesús de Nazaret por haber celebrado su primera misa en medio de una cena de familia. ¡Vamos a recuperar la alegría! Gracias.

Madrid, 7 de mayo de 2005

Artículo anterior
Artículo siguiente

Buscador


Para mantener este portal y seguir ofreciendo en abierto gratuitamente su contenido, la revista ÉXODO te agradece sinceramente tu colaboración voluntaria.

Si estás interesado/a en recibir información de la revista Éxodo, ve a: