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EL PERIODISMO ES NOTICIA

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Exodo 108 (marz.-abr.) 2011
– Autor: Evaristo Villar –
Tendencias sobre comunicación en el siglo xxi
 
Por los temas que toca, su actualidad y la solvencia con que lo hace, este pequeño libro, de no más de 142 páginas, merece especial reconocimiento y consideración. Su autor, Pascual Serrano, cofundador de www.rebelion.org, es suficientemente conocido por los lectores de Éxodo. Ha participado en reiteradas ocasiones (en número 84 de 2006, Una nueva forma de informarse, y en el 100 de 2009, La Red, ¿libres o enredados?) en temas de gran calado y hemos presentado en la sección de libros alguna de sus más importantes producciones sobre la información (Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo, Península 2009). Este mismo número lo abrimos con una colaboración suya desde el “Punto de mira”.

El interés de este librito no se merma por el hecho de tratarse de una recopilación de artículos previamente publicados (alguno en esta misma revista). Pascual Serrano ha tenido el cuidado de ajustarlos de nuevo al momento actual que estamos atravesando. Aunque los planteamientos puedan ser los mismos (los títulos son bien reveladores al respecto), los datos que va generando la realidad son siempre cambiantes. Vale la pena hacer una lectura reposada de este breve texto, confrontándolo con esas cuestiones mayores que afectan al ámbito de la comunicación y que generalmente son silenciadas por los medios comerciales, como por ejemplo el papel de los medios en la actual crisis y la propia crisis de los medios, o la eclosión del periodismo alternativo y su relación con los movimientos sociales, o el siempre polémico tema de la objetividad y el compromiso del periodista, o la dicotomía entre medios públicos y privados, etc.

¿Por qué, más en concreto, me parece interesante este librito? Sin ir más lejos, su mismo título lo señala: “el periodismo es noticia”. Siendo por definición un medio de comunicación, de información, resulta que el periodismo se está convirtiendo él mismo en noticia; es decir, la herramienta sustituye el objeto por el que existe. Quizás venga a cuento a este propósito aquel proverbio chino que dice que “cuando el sabio apunta a la luna, el necio se queda mirando al dedo”. Pero entendiendo que la necedad o cortedad de miras no son achacables en este caso a quien mira, sino al poderoso dedo informativo que no permite ir más arriba ni más al fondo de lo que él es y representa. Su pretensión no parece ser otra que ésta: “así es la realidad como os la estoy contando”. Y aquí está su novedad: el comunicador se transmuta en creador, el mensajero se impone sobre el mensaje, el medio oculta, transmuta y hasta falsea la realidad que debiera comunicar (pp. 13-17). El periodismo deja así de ser una herramienta para la comunicación y la información, y se convierte en apologista de lo que él mismo se inventa. La apreciación de Campoamor (“en este mundo traidor, nada es verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira”) parece en este caso acertada.

Pero han llegado los analistas críticos e independientes, los Observatorios de medios (39-53), ha llegado también internet y ese omnipotente “cuarto poder” ha empezado a tambalearse, le ha nacido inesperadamente un contrapoder formidable y con futuro. Hasta hace bien poco el imperio de las pocas y poderosísimas agencias de noticias y de los medios generalistas era único, absoluto e incuestionable. Según el Instituto Gutenberg lo fiscalizaban todo menos a sí mismas (p. 43). Pero con la llegada de las redes sociales y la telefonía móvil este imperio se está debilitando, quizás de forma imparable. La cercanía y frescura de las nuevas herramientas, su rapidez y libertad de toda censura está desenmascarando la dependencia y complicidad del autoproclamado periodismo independiente y profesional, su sometimiento a los grandes holdings de la información, a las multinacionales financieras y bancarias, su obediencia y servilismo a los grandes lobbies ideológico-políticos, sus verdaderos y secretos intereses privados. La consecuencia es evidente: la enorme crisis de autoridad que están atravesando, dada su falta de objetividad, neutralidad e imparcialidad. Por más que se afanen en silenciar a las voces heterodoxas y disidentes (p. 13), el periodismo de los medios generalistas se está desmoronando (pp. 22-24).

Desde una posición crítica y de compromiso, nunca desde la neutralidad, Pascual Serrano apuesta decididamente por la información alternativa (pp. 73-80). Su presencia “ha revolucionado” el periodismo actual hasta el punto de estar despertando a los pueblos del determinismo y del interminable letargo estratégicamente programado. Gracias a su presencia el pueblo y los movimientos sociales están rompiendo el “corsé democrático” que ampara ese periodismo meramente formal y comercial. Ya no se puede poner la suerte de la democracia bajo su protección, ni ligarla a lo que ellos entienden por “libertad de expresión”. Precisamente el gran acierto de los medios alternativos no está solo en haber desenmascarado los grandes intereses ocultos de la prensa comercial, sino también el estar recuperando la frescura de una realidad que late bajo el espeso manto ideologizado que le han echado encima. Un paradigma evidente de esta revolución mediática está emergiendo en el panorama informativo de los países latinoamericanos antegradas en el ALBA (121-123).

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