jueves, abril 25, 2024
InicioA fondoEL BIEN COMÚN DE LA HUMANIDAD Y DE LA TIERRA

EL BIEN COMÚN DE LA HUMANIDAD Y DE LA TIERRA

Escrito por

Éxodo 100 (sept.-oct.09)
– Autor: Leonardo Boff –
Declaración universdal ante la Asamblea Generla de la ONU
 
1. LA TIERRA Y LA HUMANIDAD, UNA ÚNICA GRAN ENTIDAD

Llegamos a un momento de la historia y de la conciencia humana en que vemos la urgencia de poner en el centro de nuestras preocupaciones colectivas la Vida, la Humanidad y la Tierra. Tierra y Humanidad forman una única y gran entidad. Ambas comparten un destino común. La Tierra está insertada dentro de un vasto y complejo cosmos en evolución. Ella está viva, es la Madre Tierra que se autorregula, articulando, en un equilibrio sutil, lo físico, lo químico y lo biológico de tal forma que se hace siempre propicia a la vida. Produjo, en su billonaria historia, toda una comunidad de vida única. Desde dentro de esta comunidad de vida emergió la comunidad de la vida humana –la Humanidad– como la parte consciente e inteligente de la misma Tierra.

2. LOS SERES HUMANOS, CUIDADORES Y GUARDIANES DE LA TIERRA

Pertenecemos todos a la Tierra. Ella no nos pertenece porque fue ella quíen nos generó. Este sentimiento de pertenencia se fortalece cuando vivimos el cuidado para con ella, el respeto ante su inmensa biodiversidad, el parentesco con todos los seres vivos, la gratitud por todo lo que ella nos regala, la conciencia del lugar que nos ha reservado en el conjunto de los seres y la reverencia ante el misterio del Ser que ella siempre suscita.

La misión señalada a los seres humanos es la de ser los guardianes y los cuidadores de su vitalidad y de su integridad. Pero, debido al excesivo consumo y despilfarro, la Tierra ha ultrapasado en mucho su capacidad de reposición de los bienes y servicios que nos brinda. Tenemos que ayudarla a rescatar su vitalidad e integridad.

Ahora llegamos a un momento crítico en que debemos sumar esfuerzos para garantizar el destino común y evitar que la crisis se transforme en una tragedia. Está en nuestras manos poner en marcha una visión compartida de valores y principios que funden otra forma de habitar este planeta, mediante otros modos de producir con sostenibilidad, de distribuir con equidad, de consumir con solidaridad, de conservar con celo la herencia natural y cultural que hemos recibido del pasado y garantizar el bien vivir de las presentes y de las futuras generaciones. Por eso, tenemos que incluir en el contrato social planetario el contrato natural. La preservación de la naturaleza y de la Tierra son las precondiciones necesarias de todos los demás contratos e iniciativas humanas.

3. ALIANZA GLOBAL O ÉTICA DE LA RESPONSABILIDAD COLECTIVA

Los retos ambientales, especialmente el calentamiento global, los económicos, financieros, políticos, sociales, culturales, éticos y espirituales están todos interconectados y nos obligan a nosotros, los pueblos de la Tierra, a que proclamemos nuestra responsabilidad unos hacia los otros y juntos, con gran esperanza, busquemos soluciones incluyentes.

Pesan sobre la Tierra y la Humanidad graves amenazas, incluso de la eventual desaparición de nuestra especie humana y de peligrosos daños a la biosfera. Ante esta catástrofe evitable, tenemos todos la obligación ética de asumir nuestra responsabilidad colectiva para evitar una tragedia colectiva y para forjar un futuro esperanzador para la Humanidad, para toda la comunidad biótica y para la integridad del planeta Tierra.

O hacemos una alianza global para cuidar unos a otros, la Humanidad y la Tierra, o arriesgamos la destrucción de nuestro futuro común. Esta alianza será fundada en una ética de la responsabilidad colectiva, del cuidado esencial, de la compasión para con todos los que sufren en la Humanidad y en la naturaleza, de la solidaridad a partir de los últimos, del respeto ante todo ser y del uso compartido, sostenible, equitativo y pacífico de los bienes y servicios de la Madre Tierra.

Somos ciudadanos de diferentes naciones y al mismo tiempo somos ciudadanos planetarios, viviendo relaciones circulares entre lo local y lo global. La comunidad de pueblos es simultáneamente una comunidad de bienes comunes que forman el Bien Común y que deben servir a la vida de todos, de las presentes y de las futuras generaciones y de la comunidad de los demás seres vivientes. Hay que crear una política y una ética globalizadas que respeten e incluyan las muchas experiencias y tradiciones culturales de los diferentes pueblos. Se trata de reafirmar el Bien Común de la Humanidad y de la Tierra de forma que dé otra configuración a la aventura humana en este pequeño planeta.

4. EL BIEN COMÚN INCLUYE A TODOS Y TRASCIENDE A TODAS LA NACIONES Y CULTURAS

El Bien Común de la Humanidad y de la Tierra tiene las características de universalidad y de gratuidad. Es decir, tiene que involucrar todas las personas, a los pueblos y a la comunidad de vida. De este Bien Común Mundial nadie puede ser excluido. Además, por su naturaleza, es algo gratuitamente ofrecido a todos y no es objeto de compra o venta ni está bajo la lógica de la competencia.

El Bien Común de la Humanidad y de la Tierra trasciende las naciones y las culturas y está vinculado íntimamente con la vida y los medios de la vida, independientemente de los costos implicados para su disponibilidad. Representa lo que es vital, esencial e insustituible. Por eso, aparece bajo la forma de derechos humanos personales, sociales y ambientales. Estos derechos no pueden ser considerados como necesidades que deben ser atendidas por el mercado, sino que son intrínsecos a los ciudadanos, como realmente derechos incondicionales, anteriores al mercado y no dependientes del nivel económico o cultural de los sujetos.

Cada persona y todos son responsables por el Bien Común de la Humanidad y de la Tierra especialmente la comunidad política representada por el Estado que públicamente tiene la gestión democrática del Bien Común. Rige una solidaridad colectiva en el usufructo de los bienes esenciales a la vida y en la manutención de la comunidad biótica terrenal.

5. EL BIEN COMÚN O LOS INTERESES COMUNES Y VALORES INTRÍNSECOS DE LA COMUNIDAD MUNDIAL

El Bien Común de la Humanidad y de la Tierra representa los intereses comunes y también aquellos bienes que, aunque estén bajo la soberanía nacional, poseen un valor intrínseco para toda la comunidad mundial. La soberanía territorial de los Estados tiene que asumir una función social mundial. Más que una soberanía-dominio es una soberanía-servicio. Ya no existen bienes no pertenecientes a nadie sino que todo lo existente compone el Bien Común de la Tierra y de la Humanidad como la Antártida, los fondos marinos lejanos, la estratosfera, la Luna, Marte y otros planetas.

_ El bien de la TIERRA. Estos son algunos de los bienes fundamentales que constituyen el Bien Común de la Humanidad y de la Tierra: El primero es sin duda la propia Tierra. Ella se pertenece a sí misma o al conjunto de los ecosistemas que la componen. Es un don del universo que apareció en nuestra galaxia a partir de un sol ancestral que originó el sol actual alrededor del cual la Tierra gira como uno de sus planetas. Por el hecho de que comparece como un superorganismo vivo que se autoorganiza y autorregula y porque es Madre Tierra, generadora de todos los demás vivientes, es portadora de dignidad. Esta dignidad reclama respeto y veneración y hace que ella sea sujeto de derechos: derecho de ser cuidada, protegida y mantenida en condiciones de continuar produciendo vidas y de coevolucionar, ya que está evolucionando desde hace varios millones de años.

_ El bien de la BIOSFERA. En conexión con ella, la biosfera de la Tierra es un patrimonio común de toda la vida de la cual la Humanidad es su tutora. Dentro de la biosfera se encuentran todos los ecosistemas y la inmensa biodiversida sea de los seres vivos visibles –una pequeña minoría–, sea de los invisibles –un, gran mayoría- como las bacterias, hongos, virus y microorganismos. Nosotros mismos dependemos de la biosfera y somos ecodependientes de todos los demás seres.

_ El bien de los RECURSOS NATURALES. Pertenecen al Bien Común de la Humanidad y de la Tierra todos los recursos naturales, incluyendo los genes, los microorganismos, el aire, la tierra, la flora, la fauna y en especial las muestras representativas de los ecosistemas naturales. Hay que incluir en el Bien Común de la Humanidad de la Tierra la infraestructura física, química, informacional, sin la cual sería imposible la emergencia y la sustentación de la vida en sus diferentes formas. _ El bien del AGUA. Especialmente el agua, los océanos y las florestas pertenecen al Bien Común de la Humanidad y de la Tierra. El agua es un bien natural, común, esencial y insustituible. Todos tienen derecho al acceso a ella, independientemente de los costos implicados en su captación, reserva, purificación y distribución que serán asumidos por el poder público y por la sociedad. Como tal no puede ser transformada en mercancía porque la vida es sagrada y no objeto de trueques. Lo mismo hay que decir de las florestas tropicales y subtropicales, en donde se encuentra la más grande biodiversidad y la humedad de la Tierra. Son las florestas que impiden que los cambios climáticos hagan inviable la vida en el planeta, porque son las grandes secuestradoras de dióxido de carbono. Sin florestas no hay vida ni biodiversidad. Los océanos son los grandes depósitos de vida, los reguladores de los climas, el punto de equilibrio de la base física y química de la Tierra. Océanos y florestas constituyen a la vez un problema vital y ambiental.

_ El bien de los CLIMAS. Los climas de la Tierra pertenecen al Bien Común de la Humanidad y de la Tierra, porque son condición esencial de la manutención de la vida. Como son preocupación común de la Humanidad deben ser tratados globalmente con una responsabilidad compartida. Por el hecho de que somos esencialmente seres sociales, todos tienen el derecho internacional a la solidaridad y a la compasión, especialmente en los momentos en que se encuentran en necesidad.

_ El bien de los BIENES COMUNES PÚBLICOS. En el ámbito del Bien Común de la Humanidad y de la Tierra deben estar incluidos los bienes comunes públicos que sirven directamente a la vida como los genes, las semillas, el agua, la electricidad, los servicios de correo, de telefonía, de comunicación como el internet, las carrreteras, los ferrocarriles, los puertos, los aeropuertos, los transportes colectivos, la salud, la educación, la seguridad. w El bien de los SABERES. Pertenecen al Bien Común también los distintos saberes acumulados por los pueblos y por la investigación humana, especialmente la tecnociencia y la nanotecnología. Ésta propicia la creación de nanopartículas que pueden salvaguardar y potenciar la vida como aquellas que se replican y pueden aniquilar todo tipo de vida, lo que demanda especial cuidado por parte de la sociedad mundial y de los poderes públicos.

_ El bien de la HUMANIDAD COMO UN TODO. El gran Bien Común de la Humanidad y de la Tierra es la misma Humanidad como un todo. Es un valor intrínseco único y un fin en sí mismo. Pertenece al reino de la vida, marcada por alta complejidad, capaz de conciencia, sensibilidad, inteligencia, fantasía creadora, amor y apertura al Todo. Tiene raíces cósmicas, biológicas, culturales y espirituales y se presenta como un proyecto infinito. Testimonia la clara percepción de ser portadora de una inviolable dignidad. Nunca está terminada y por esto se encuentra siempre en construcción. Puede intervenir en los procesos naturales, moldear su historia e interrogarse sobre su destino y del universo. Cometen crimen contra la dignidad de la Tierra quienes destruyen las condiciones de su vida y reproducción.

_ El bien del SER HUMANO. El ser humano es el único ser hablante. Ha creado expresiones de sí mismo por las muchas lenguas, en la técnica, en el arte, en la música, en el pensamiento, en los muchos saberes, en innumerables monumentos, en las más diferente formas de convivencia social y política y en las religiones. Todas estas expresiones pertenecen al Patrimonio Común de la Humanidad. Cometen crimen contra la dignidad de la Tierra los que hacen guerras y construyen una máquina de muerte que puede eliminar de la faz de la Tierra la vida humana y dañar profundamente toda comunidad de vida.

Artículo completo en edición impresa. Pídela aquí

Buscador


Para mantener este portal y seguir ofreciendo en abierto gratuitamente su contenido, la revista ÉXODO te agradece sinceramente tu colaboración voluntaria.

Si estás interesado/a en recibir información de la revista Éxodo, ve a: