Escrito por
– Autor: Evaristo Villar –
La de Don Bertone ha sido una buena jugada política. De una tacada ha puesto a sus pies a todo lo más granado de la política española. Ante la espectacularidad de tal imagen uno se pregunta, la visita del segundo representante de un Estado tan pequeño, ¿merece tal despliegue? ¿Qué se reserva para cuando llegue Obama?
En realidad, más que una visita, ha sido un viaje de trabajo. Se han tocado aspectos que afectan a la vida real de este país como los Acuerdos con la Santa Sede, la Educación para la Ciudadanía, el Aborto. Algo que incide muy directamente en la convivencia de una sociedad plural y democrática como la nuestra. Y esto es sorprendente. ¡Cómo entender la presencia de un poder extranjero en la solución de nuestros problemas internos! ¿No es esto una intromisión?
Pero, mirado desde el interior de la propia Iglesia, es difícil superar una triple perplejidad. ¡Cómo entender que, desde el Gobierno se negocie con el Vaticano asuntos que afectan a la Iglesia en España sin contar con sus legítimos representantes! ¡Cómo explicar que se trata de “la postura de la Iglesia”, cuando, en realidad, no es más que la posición de la jerarquía! ¡Cómo es posible que el Gobierno negocie con una sola institución privada, como es la Iglesia católica, sin contar con el resto de instituciones que forman el Estado democrático!
Por todas estas perplejidades, la de don Bertone me parece una visita equivocada.
