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DIEGO CAÑAMERO

Éxodo 117 (en.-feb) 2013
– Autor: Benjamín Forcano –
 
Diego, me alegra mucho poder estar contigo. En los últimos meses, vosotros habéis aparecido mucho en los medios públicos. Bastante gente os descubría por primera vez, como si hubierais surgido de repente. No todos saben de dónde viene Diego Cañamero. ¿Podrías introducirnos un poco en tu inicial biografía para entenderte mejor hoy?

La verdad es que nosotros nacimos, como movimiento, en la década de los 70, es decir, en el año 74-75. Yo recuerdo que tendría 16 años y un grupo de gente de los diferentes pueblos de Andalucía empezamos a conectar unos con otros para analizar la situación que estábamos viviendo. Entre ellos recuerdo perfectamente a nuestro gran amigo Diamantino García. De esas inquietudes que teníamos en los pueblos, gente joven y no tan jóvenes, surgió el Sindicato Obrero del Campo. Nuestro sindicato nace el 1 de agosto del año 76, en Antequera, Málaga y allí nos reunimos 87 representaciones de 87 pueblos.

En aquella época casi todo estaba ilegalizado. Fue entonces cuando comenzamos a dar movida al Sindicato. Su primer congreso se celebró en Morón de la Frontera, en septiembre de 77. En el 78 comenzamos a ocupar la primera finca.

¿Y cuál era esa situación que os movió a uniros y movilizaros?

Nosotros surgimos fundamentalmente al calor del paro de Andalucía, ¡de la situación de miseria de Andalucía! Andalucía tiene dos millones de personas que se fueron de aquí, de una de las tierras más ricas de Europa y se fueron muchos de noche, ¡en esos trenes terribles de la emigración!, buscando Despeñaperros, buscando algún lugar donde ganarse un trozo de pan.

Esos dos millones de personas se fueron hacia el interior de España: Norte y Centro, Cataluña, Valencia, Madrid y también a Europa: Alemania, Francia, Holanda, Bélgica. Las gentes se fueron porque en Andalucía se les negaba esas posibilidades de vivir dignamente, en una de las tierras, repito, más ricas de Europa.

Andalucía tiene ochenta y siete mil kilómetros cuadrados, ocho millones doscientos mil habitantes, representamos el 17% del territorio del Estado español y el 18 % de sus habitantes, tenemos más de mil kilómetros de costa, las mejores de la península; tenemos una agricultura en la que se puede cultivar casi de todo, pasando por cultivos tropicales: chirimoya, aguacate, banana, arroz, cítricos, etc. Tenemos las llanuras más importantes de toda España, que son el triángulo de Rota, Chipiona, Sanlúcar de Barrameda…; tenemos yacimientos mineros y tenemos material humano envidiable, un material humano dispuesto a trabajar en cualquier lugar del mundo.

Un cuadro muy distinto del que pintan algunos políticos…

Algunos políticos intentan desprestigiar al pueblo andaluz, diciendo que aquí la gente no queremos trabajar, porque nos gusta el chiste de Lepe, nos gusta el Rocío y la Feria, pero que no nos gusta trabajar… Fue el señor Durán i Lleida quien dijo que “mientras a los agricultores catalanes se les quedan las cosechas en el campo, en Andalucía los jornaleros cobran el PER y se van al bar”. Al señor Durán hay que contestarle que en Cataluña hay un millón de andaluces, que se fueron a trabajar su tierra, que le hemos ayudado a levantar ese territorio con nuestras manos y nuestro sudor y con esa emigración terrible. Tendría el señor Durán que pedir disculpas por sus desafortunadas palabras.

¿Qué importancia le habéis dado a la reforma agraria en vuestra lucha?

Desde el principio entendimos que el tema capital de nuestra lucha era la reforma agraria. A partir del año 78 empezamos a ocupar la primera finca, pública y privada, defendiendo una reforma agraria no al estilo tradicional, sino apuntando a que la tierra no puede estar en manos privadas de los grandes latifundios. Tiene que ser pública, la tierra no tiene por qué tener dueño. La tierra igual que el agua, la luz, el aire son dones de la naturaleza o dones de Dios, para los creyentes. Por lo tanto, tiene que estar al servicio del ser humano, de las personas.

Y eso es lo que nosotros empezamos a defender en Andalucía, una reforma agraria que estuviera en manos del pueblo para dinamizar la economía de toda esta tierra. Y digo que no – sotros a lo largo de todo este tiempo, como Sindicato Obrero del Campo, hemos luchado por el medio ambiente, por una política agraria comunitaria que favorezca la mano de obra, el respeto a la naturaleza y la defensa de los campesinos.

Durante todo este tiempo hemos luchado por las viviendas, por la paz en contra de la guerra injusta. Hemos hecho una actividad sindical y puesto en marcha un movimiento social que nos ha consagrado en el campo como el sindicato mayoritario, a pesar de que nunca nos hemos presentado a ningunas elecciones sindicales. Somos sindicato mayoritario en Andalucía.

Y en toda esa lucha hemos conseguido frutos importantes, no los que nos hubiera gustado, pero sí frutos importantes. Hemos conseguido cooperativas importantes como la que está en Marinaleda, de mil doscientas hectáreas, donde hay veces que trabajan cuatrocientas personas; o la que tenemos en la parte de Antequera, o en Sierra Yegua, o en Pedrera o en Puerto Serrano o en el Bosque o en Lebrija… Cooperativas que hemos conseguido con nuestro sudor y esfuerzo.

¿Y el PER qué papel juega en toda esta vuestra lucha?

Un papel muy importante. Sin este sindicato no hubiera sido posible, pues no está en otros lugares de España, solamente en Extremadura y Andalucía tenemos este derecho por el que hemos peleado.

Andalucía tiene el ochenta por ciento de todas las cartillas agrícolas, de todos los jornaleros de España, tenemos quinientos trece mil jornaleros en Andalucía con cartillas agrícolas, el 1% es fijo y el 99% es eventual. Bastan las 20 o 30 peonadas para poder tener derecho al subsidio de la renta agraria, reivindicado una y otra vez hasta que nos lo dieron.

¿Vuestro sindicato ha ido evolucionando?

Hemos tratado de darle más vida. A partir del 2007 el Sindicato Obrero del Campo, el SOC, pasó al SAT, al Sindicato Andaluz de Trabajadores. Porque había que darle cobertura a todo el movimiento obrero, que no solamente fueran del campo y porque nos lo estaban pidiendo. Muchos sectores de la población nos decían que por qué no nos convertíamos en un sindicato donde pudieran estar los funcionarios, los trabajadores de la industria, cualquier sector de la producción. Y por eso le dimos vida en el año 2007.

¿En el origen y en ese avance de los sindicatos tuvo algo que ver Diamantino?

Diamantino no sólo tuvo mucho que ver, fue parte fundamental de este sindicato, donde nos hemos educado con la cultura y el espíritu que él introdujo, su comportamiento, su honestidad, su solidaridad, su forma de ser dejó una huella imborrable en este sindicato. Sin Diamantino, este sindicato no sería lo que es hoy. Su testimonio, el de un cristiano de base de verdad, el de un creyente de verdad, impulsor de las ideas de Cristo, dejó una huella en el sindicato muy profunda. Todos los dirigentes del sindicato tienen una parte fundamental de esa doctrina.

¿El sindicato como movimiento político de qué se alimenta?

Diamantino impulsó eso de “los primeros en el sacrificio, los últimos en el beneficio” . El que venga a este sindicato que no venga a por nada, no se va a llevar nada, que venga a aportar todo lo que él sabe, todo su esfuerzo, su cultura, al servicio de los trabajadores. Diamantino fue fundamental y de hecho este sindicato tiene, además de una corriente nacionalista, marxista y anarquista, otra cristiana muy fuerte. Esas cuatro corrientes conviven perfectamente, nunca hemos tenido ningún problema, ninguna división interna, porque son un complemento, se integran y eso le ha dado cuerpo a lo que es el sindicato hoy.

¿Qué ha supuesto para ti la resonancia mediática que, en los últimos meses, ha tenido en toda España el impacto de ciertas acciones vuestras; ocupaciones, marchas y otros gestos públicos?

Nosotros hemos aprendido mucho de todos los acontecimientos, pero sentimos un poco de tristeza, porque lo que llevamos reivindicando desde hace 30 años, hace solamente un mes ha salido a la luz pública, con una fuerza terrible, es cierto, pero también con el intento de desvirtuar nuestra lucha y criminalizar nuestras acciones.

El tema de los supermercados no era ni más ni menos que una acción simbólica para denunciar que en Andalucía hay 400.000 familias con todos los miembros en paro, más de 350.000 familias en que ninguno de sus miembros está cobrando absolutamente nada, para denunciar que hay colas de gente en Caritas, en la Cruz Roja, pidiendo para comer, gente en los servicios sociales, en los sindicatos, en los pueblos, gentes que han vuelto al espárrago, al conejo, a la caza furtiva, a depender de sus padres, gentes que cobran míseras pensiones. ¡Queríamos denunciar eso!

Y lo denunciábamos sustrayendo 10 o 20 carros de artículos de primera necesidad. Y se nos acusa de estar haciendo un asalto, robo. Nosotros no fuimos a robar, porque los que roban evidentemente son otros, que viven en los despachos y pisan la alfombra roja y nunca están en la cárcel, nunca están procesados. ¡Esos son los que roban! Nosotros fuimos a denunciar. Y no fuimos con la cara tapada, ni de noche, no. Fuimos de día, a cara descubierta, con la prensa a la luz pública, diciendo: “Aquí estamos los del Sindicato, que queremos denunciar esto y recoger comida de grandes supermercados”.

Los supermercados por más que digan no colaboran mucho, porque tanto el Mercadona el Carrefour, son culpables de la ruina de los pequeños agricultores, les ofrecen un precio agrario por debajo de los costes de producción y tiran alimentos, incluso sin caducar, sin que vayan a los bancos de alimentos.

Me llamó la atención que en la rueda de contertulios que tenías tú en televisión, algunos, venían incluso con el afán de daros lecciones. “Muy bien, habéis levantado la bandera de la conciencia en Andalucía, pero vuestras acciones atentan contra la propiedad, son peligrosas”.

Sí, claro, éramos conscientes de los “pero”… contra una situación de lucha contra la injusticia. Los “peros” nos los ponen a los que luchamos por la justicia, contra el paro, contra los de – sahucios injustos… Habría que preguntarles el por qué hemos llegado a esta situación. Porque los Bancos se han llevado todo el dinero, los políticos son unos corruptos que no representan al pueblo aunque tengan el voto del pueblo. ¡No lo representan! Porque ningún ciudadano ha votado para que haya 6 millones de parados, ni para que haya desahucios, ni den a los bancos 200.000 millones de euros, ni para que les quiten los 400 euros a la gente que no tienen nada, ni quiten el cheque bebé, ni para que pongan las pensiones a los 67 años, ni para que congelen las pensiones, ni quiten las pagas extras. ¡Nadie ha votado eso! Y, por lo tanto, los partidos políticos que nos gobiernan se sitúan en la ilegalidad ética ante el pueblo.

¿Cómo habéis afrontado el problema de los desahucios desde vuestra experiencia?

Nosotros como sindicato, lo que sí estuvimos planteando es que había que luchar contra el paro y crear una conciencia de rebeldía y actuar contra la injusticia. Y tengo que decir que no sotros en el año 2008 empezamos a ocupar los bancos, denunciando ya a las inmobiliarias por el tema de la vivienda. También denunciando que hay cuatro millones de viviendas en el Estado español vacías, y en Andalucía tenemos 600.000 también vacías, después de que se han cargado casi todo el litoral haciendo vivienda. Y ahora no saben qué hacer con las viviendas, debido a la especulación.

Ocupamos los bancos, para que supieran que no queríamos que se diera dinero a los bancos ni a las inmobiliarias. Ocupamos el Canal Sur Radio, y la Televisión andaluza para que informara realmente de todo lo que pasaba con el pueblo andaluz. Empezamos a hacer marchas y huelgas generales en 20 pueblos de la Sierra de Cádiz y de la Sierra Sur de Sevilla. ¡Todo el mundo a la huelga! Y así el sindicato empezó ya a denunciar toda esta situación.

Claro, cuando veíamos que las viviendas de las familias obreras peligraban, empezamos a plantearnos cómo dar una respuesta a esto. Lo que hicimos nosotros fue oponernos, ocupábamos la vivienda desalojada, si desalojan a una familia se cuela otra en la vivienda. Vivienda que tienen los bancos, vivienda que ocupamos. Hemos hecho una batalla muy fuerte con el sindicato.

Erais, antes de que el tema reventara, una punta de lanza que marcaba el tema. ¿Qué factores han pesado para que la clase política y la ciudadanía no reaccionasen a tiempo ante tan abultada injusticia?

Nosotros estábamos señalando a los culpables y llamamos a la movilización. Después, fundamentalmente desde el 2007 al 2010, estuvimos en lucha constante. Empezamos a ocupar la finca Somontes en Córdoba en marzo de 2012. La Junta de Andalucía quería vender 20.000 hectáreas, fundamentalmente a los terratenientes, porque una tierra no la puede comprar más que un especulador o un terrateniente, no la compra un parado o un jornalero. Entonces nos opusimos a la venta de esa finca, y llevamos ya diez meses trabajando la finca. Todavía no está eso legalizado, pero allí estamos con la finca ocupada.

Ocupamos también la Turquilla, que es una finca administrada por los militares. En julio y el 7 de agosto es cuando ocupamos Mercadona y Carrefour.

El 16 de agosto empezamos las marchas y hemos estado hasta septiembre recorriendo toda Andalucía, las ocho provincias, con las marchas obreras, denunciando toda esta situación.

Lo que pasa es que la prensa mediática, en un momento determinado, lanzó eso, y los voceros de la burguesía empezaron a querer criminalizar esa lucha y desvirtuarla. Nos llamaban a los programas de televisión, estuve incluso en Intereconomía y estaban todos dispuestos a freírme. En Tele 5 y en la 4… Pero claro, nosotros vamos a cara descubierta, no tenemos que ocultar nada. Nosotros no hablamos de la prima de riesgo, ni de la Merkel ni de cosas que la gente no entiende, hablamos de la bombona de butano que de 12 euros ha subido a 17 euros, y hablamos de lo que vale la electricidad y lo que vale realmente una hipoteca, y hablamos de la gente que no tiene trabajo, desde esa realidad conectada con el pueblo.

Yo no soy pro nada, yo soy andaluz y lo que quiero es que la economía esté al servicio del ser humano, de las personas, que las gentes sean felices y no sufran, quiero una sociedad de esas características.

En nuestra Constitución (Cap. II, Art. 47) se afirma: “Los poderes públicos deben regular la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación y hacer efectivo el derecho de todos los españoles a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”. ¿Cómo se compagina esto con el drama a que estamos asistiendo de miles y miles de desahucios en nuestro país?

Creo que si se cumpliera lo que está escrito, no solamente en la Constitución, sino en el mundo…, porque hasta los derechos del niño son conculcados. Te das cuenta que hay países que permiten, cuando secuestran a niños, que se roben sus órganos y los vendan a países ricos. Y cuando se habla de paz, no podemos consentir esas guerras cruentas, donde hay miles de madres que no tienen siquiera lágrimas en los ojos de tanto como han llorado. Y lloran por sus seres queridos, a los que han matado. O cuando hablamos del medio ambiente con toda la contaminación que hay.

Pero estos mismos señores que nos hablan de todos esos derechos universales son los que permiten todas esas cosas, hablan de los emigrantes y vemos los cadáveres flotando en el Estrecho, hablan de paz y vemos la guerra, hablan de una alimentación sana y vemos los transgénicos y cómo modifican nuestra semilla, que es una herencia histórica. Todas esas cosas, el derecho a la vivienda y el derecho al suelo, están en la Constitución Española, pero no las cumplen.

Yo he sido alcalde 10 años y yo en mi pueblo con la ley en la mano decía: –Compro una tierra rústica, la pago como rústico (una hectárea), la recalifico y se la vendo a la gente a precio de costo para que se hagan sus viviendas. Por ejemplo, a 1.200 euros una parcela y no estaba engañando, ni aprovechándome de nada, en absoluto, simplemente comprar al valor real, lo recalificas y se lo vendes a la gente a precio de costo, al pueblo, para que hagan sus propias viviendas. Es decir, que hay fórmulas, pero estamos gobernados por granujas y sinvergüenzas, y ese es el gran problema de esta sociedad. ¡Granujas y sinvergüenzas, que no les importa el pueblo!

¿Qué obstáculos crees que se deben remover y de quiénes sería la responsabilidad de actuar? ¿Hay soluciones?

Yo te digo que en mi pueblo hemos hecho 500 viviendas a renta de promoción pública, de régimen de alquiler de renta venta, donde la gente paga 40 o 50 euros al mes. Hemos hecho un montón de promociones donde a la gente no se le ha quitado ni una vivienda. Ya que las viviendas son públicas, el tema está en que los poderes políticos, al final gobiernan fundamentalmente pensando en los especuladores y en los privilegios que les llegan después de esos especuladores, porque estamos viendo toda la corrupción que hay en el Estado español de nuestros políticos, ¿por qué te crees que es? Por las comisiones, por los empresarios, por la corrupción.

Los responsables de toda esta política son los gobiernos que tienen el Boletín Oficial del Estado en sus manos, que se reúnen todos los viernes en el Consejo de Ministros y tienen que sacar normativas claras en contra de eso. Pero, ya que los gobiernos no lo hacen, el pueblo se tiene que rebelar contra eso. Se tienen que rebelar la policía, los jueces… Porque ante la injusticia se tienen que rebelar. Y por eso es muy importante que el pueblo se rebele, al igual que los ciudadanos en la calle, no permitiendo que a un ser humano lo echen a la calle, porque ese ser humano tiene su familia y si le quitan la casa, se lo quitan todo. Porque si te han quitado el trabajo y encima no tienes casa, ¿dónde te vas? ¡Debajo un puente! Te conviertes en nada y eso no se puede permitir y ante eso hay que rebelarse, decía Jesucristo: “El que lucha contra la injusticia no comete ningún pecado”.

Si afirmamos que “La vida de todo ser humano es sagrada”, ¿por qué sobre ella se sobrepone la salvaguarda de la propiedad y bienes materiales casi como un absoluto?

Creo que el sistema actual es como una carcoma, que nos va devorando, y nos devora el sentimiento, el corazón, el alma, todo porque nos introduce fundamentalmente en la felicidad del dinero, y eso es un error gravísimo. No solamente un error gravísimo, sino una cosa perniciosa maliciosa, que nos está deformando como personas, porque ponemos por encima de todo el valor de los bienes materiales y no el valor del bien espiritual, no ponemos el sentimiento, la solidaridad, la confianza entre las personas. La escuela es el sistema que está deformando a las personas y tendríamos que pelear por un sistema distinto, donde el hombre, los animales, las plantas sean el centro de atención, porque es lo que tiene que perdurar y un sistema que devora a las personas, las plantas y el medio ambiente, es un sistema que está caduco.

Igual que fuimos capaces de dejar atrás la sociedad esclavista y la sociedad feudal, al sistema de libre mercado llamado sistema capitalista, también hay que buscarle una alternativa.

¿Notáis que en vuestro movimiento va aumentando el número de afiliados? En el año 2007 le disteis al sindicato una nueva llamándolo SAT.

Ahora mismo, desde el verano hasta aquí, se han constituido 20 uniones locales nuevas. Unión local en Arriate, en Sierra Yegua, en la parte de Granada, de Córdoba, de Sevilla, en todas las provincias. Y el sindicato se ha convertido en un proyecto de herramienta sencilla y humilde que todo el mundo la puede utilizar. Nosotros no queremos dirigir a la gente, la gente tiene que autodirigirse, organizándose y de hecho al sindicato ahora nos piden una responsabilidad que es dura, de que dirijamos toda la rebeldía y todos los proyectos de movilización de Andalucía. Convocamos una reunión el día 9 de enero, en la sede local que tenemos y acudieron 47 organizaciones de toda Andalucía, es decir, prácticamente todo el mundo a nuestra convocatoria. ¿Para qué? Para convertir esta herramienta en un proyecto de lucha y de rebeldía contra la injusticia en todo el territorio. El día 28 de febrero miles de personas vamos a ocupar nuestro Parlamento en Sevilla, porque sentimos que no nos representan. El Parlamento es del pueblo y por lo tanto queremos ocuparlo para decirles “Ustedes no nos representan”.

Vivimos en una sociedad, mayoritariamente católica. La Iglesia, y en especial la jerarquía católica, ¿la ves en continuidad con la misión de Jesús?

Por desgracia no, ¡es una pena que la Iglesia esté al margen de los valores cristianos, la Iglesia como institución! Otra cosa distinta es que haya personas dentro de la Iglesia, tanto de base como párrocos o curas que realmente están con el pueblo. Pero la Iglesia, la alta jerarquía está muy alejada, no nos acompañan nunca. Pero a nivel de base, de colectivos y de grupos sí notamos que hay una presencia y un comportamiento cercano. De hecho, nos han invitado en diversas partes, centros o parroquias para mejor conocernos y solidarizarse. Pero la alta jerarquía, no.

Creo una cosa, que en una sociedad quien paga manda. Y para que no manden, las cosas tienen que ser del pueblo.

En ese sentido, tú haces una denuncia: “La no libertad de la Iglesia frente al poder”.

¡Está claro! Está económicamente vinculada al poder. Jesús de Nazaret, en el cual yo me siento reflejado, no era así y mucha gente del sindicato también se siente reflejada en ese comportamiento, porque él desafió al poder, estuvo al lado de los pobres y de los ciudadanos a los que les hacía falta, y por eso lo crucificaron, no por otro motivo.

¿Ves dentro de la Constitución condiciones para asentar mayores niveles de igualdad y justicia y asegurar los derechos de todos los ciudadanos?

Soy partidario de que el marco de la Constitución habría que cambiarlo para ir a una sociedad mucho más igualitaria, mucho más justa. En lo que sí podemos estar de acuerdo y convenir es que, dentro de la Constitución Española, si se aplicara realmente todo el contenido, sería distinto. En ella se dice que todos los españoles tenemos derecho a un trabajo, a una vivienda digna, a una igualdad ante la ley y ante la justicia cosas que se dicen pero que quienes nos gobiernan no las aplican. Nos tienen acostumbrados, los partidos políticos se presentan a unas elecciones con un programa y después hacen todo lo contrario, no cumplen con lo que dicen. Eso tiene que estar penalizado, porque no se puede engañar a la gente. Si tú tienes un programa, no te salgas de él, haz menos, pero no te salgas de él, no hagas lo contrario. Por lo tanto, tendrán nuestros votos, pero nunca la legitimación del pueblo. ¡Jamás! Porque el pueblo no vota eso.

Sin negar los avances y logros conquistados, ¿piensas que hay puntos que necesitan una inmediata y radical reforma?

Sí. Una economía tendría que estar al servicio del ser humano. Y no sólo la economía sino la cultura, la sanidad, la educación, ¡esos valores son universales! Igual que el agua, el aire y la tierra. Los especuladores se llevan el dinero y no sabemos dónde lo meten. ¿Hay derecho, por ejemplo, a que haya 60 paraísos fiscales? Andorra, el Peñón, las Caimanes, Suiza… ¡Pero cómo no hay una normativa para que se levanten todos esos paraísos fiscales! Que sepamos dónde está ese dinero, que no lo han tirado, ni lo han quemado, que el dinero existe y, al no circular el dinero, hay un estrangulamiento de la economía. Han especulado con él y se lo han llevado, lo que hace falta es poner dinero en circulación. En un sistema de libre mercado, no estamos hablando del socialismo, sino de una economía capitalista, ¡el dinero tiene que circular! Si no circula, estamos en un estrangulamiento de la economía.

La política es necesaria. ¿Lo es la clase política actual?

Yo no sé si lo que yo hago es política, seguramente será política, porque todo en lo que actúa uno en la vida es política, pero si hablamos de las instituciones, yo he estado de alcalde 10 años y en este tiempo nadie podrá encontrar en el ayuntamiento un solo café, que se tomó Diego Cañamero, pagado con dinero municipal, ¡nunca!, ¡jamás!

Yo, en el ayuntamiento, de los 65 trabajadores era el que ganaba menos, porque yo entendía que la política no era una profesión, es una devoción y está uno ahí para servir al pueblo, servir causas nobles y justas, la política, como los misioneros, como las monjas de mi pueblo, que cuidaban a nuestros abuelos y no piden nada a cambio. La política la tenemos que intentar definir con esas características. Pero, claro, la política no tiene orden establecido ni normas. Tendría que ser: “En un ayuntamiento un alcalde no puede ganar más de mil doscientos euros”, hay que convenir lo justo con los parlamentarios, los ministros, los políticos, todos con un sueldo justo, y entonces se pensaría “eso no da para tanto”. Y con relevo cada cuatro años. Pero claro, cuando tú a un político o a un banquero no les pones límites económicos… Tendría que haber una norma de ”salario máximo” como la hay de una “salario mínimo”.

Cuando un banquero se jubila con tres millones de euros al año, o un político dice “yo represento a”… ¿A quién representas tú? ¿Al gremio de parados, al que no tiene vivienda, al que se tiene que ir a Suiza a trabajar porque aquí no encuentra trabajo? ¿Pero tú cómo vas a representar con un señor piso, con seis mil euros, con secretaria, con coche, a la realidad? ¡Tú no representas a la realidad! Es un insulto.

Hace falta dignificar a la política y para eso tiene que haber una cultura de la política y tener sus correspondientes normas salariales, como convenio. ¿No hay convenio en la construcción, en el campo? Pues convenio también para los políticos. Trabajan para ellos y viven también para ellos, hacen reuniones, grandes congresos, proyectos, pero no se cumplen, se han convertido en charlatanes de feria, en un teatro, hablan y hablan y no hacen nada, con lo que se gasta en la guerra podrían vivir muchas personas bien, ¡no hay derecho! Por el egoísmo del dinero, del poder, del tener, no se trabaja por una cultura de vivencia, por la paz, por la solidaridad, por el crecimiento económico.

La crisis dicen que es económica, no ética. ¿El neoliberalismo tiene ética?

Está claro que el sistema actual lo que busca es la libertad de circulación del capital, del dinero, de la economía que ellos llaman de libre mercado y eso va a tener unas consecuencias tremendas para la humanidad.

Sé que hay países que intentar avanzar en otra dirección, pero la globalización tiene un poderío tremendo. Lo que está pasando en algunos países árabes es tremendo y lo que nos tememos es que esto desemboque en una catástrofe.

Se ha globalizado la economía neoliberal, ¿cuándo se globalizará la dignidad humana?

Ese es el tema, ni la solidaridad, ni la dignidad humana, ni el derecho a la vivienda, ni el derecho al trabajo, ni el derecho a la felicidad y a la paz. ¡Eso no se globaliza!

¿Cómo te sitúas tú en este momento, con esperanza?

Siempre, creo que esto tiene que cambiar y los que tenemos que conseguirlo somos las personas, confío plenamente en eso. Las personas, los pueblos, la gente sencilla y humilde, son los que tienen que hacer cambiar esto, porque no tenemos otro camino ni otra alternativa y porque si no hiciéramos esto estaríamos traicionando todas las perspectivas de nuestras generaciones venideras. Lo tenemos que cambiar y jamás podremos renunciar a los derechos y valores universales del ser humano. Renunciar a eso es renunciar a todo.

Bueno, Diego, veo que vuestra lucha no es de unos días ni por motivos precisamente económicos. Eso tiene un mérito inmenso y os honra.

De hecho, es toda una vida. Este sindicato tiene en estos momentos más de 400.000 euros de multa. Y hemos pagado como… 150.000 ya en los últimos cinco años. Tenemos 500 procesados hoy. Tenemos 1.000 o 2.000 a lo largo de nuestra historia. ¡Y nos piden 50 años de cárcel!, cuando nuestra lucha es pacífica siempre, pero profunda, radical en el fondo, pero en la forma pacífica. Nunca nos hemos enfrentado a la policía. Y nosotros somos como Gandhi y como Jesucristo: lucha activa, pero pacífica, dando donde les duele: en los bancos, en las propiedades, en la corrupción de los políticos. Y por eso hay una represión fortísima. Ahora mismo hemos abierto una cuenta de solidaridad a nivel internacional, para que la gente -la gente como nosotros- pueda aportar algo de dinero y hacer una caja de resistencia para poder afrontar todas las multas que nos están llegando. Ahora mismo tenemos pendiente un juicio donde nos piden tres años de cárcel, yo entre ellos, y hemos tenido que pagar una fianza de 3.400 euros.

¿Cómo es posible que el sistema judicial funcione así?

Porque todo está dirigido por la política. La independencia del poder judicial es muy relativa. Es difícil encontrar a un juez o a un fiscal que realmente juzgue con independencia. Yo me he tenido que salir de algún juicio, le he dicho al juez: “no creo en ti y me voy”. ¡Me he declarado insumiso judicial! Desde hace dos años ya no voy a ninguna parte, me han detenido tres veces ya, porque me llama el juez y no voy, porque no creo, no en la justicia, sino en “Vuestra Justicia”, porque todo es un teatro, y ya estoy condenado y con la multa, sin admitir a nuestros abogados, ni nuestro juicio, no admitís nada de lo nuestro, solamente de lo que dicen ellos.

¿Crees que es una clase que está alejada de la realidad, del pueblo?

Totalmente, te sitúan de una determinada manera ¡y ya está! Dicen: “Estos son los de Gordillo, los de Cañamero, estos son unos radicales” y ya nos tienen juzgados de antemano. El otro día hicimos una marcha a la cárcel de Morón. Íbamos 500, vestidos de presos, los 500 procesados. -“Ya que no podemos pagar las multas, métannos ustedes en la cárcel”.

Creo que tus compañeros y amigos de antaño, Diamantino, estarán contentos con vuestra lucha, que espero continúe.

Donde quieran que se encuentren estarán orgullosos de nuestra lucha, Diamantino fue una persona íntegra y muy comprometida.

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