viernes, marzo 29, 2024
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“Convivir en Tetuán”

Escrito por

Ensayo de democracia participativa en Madrid

Carlos Pereda

Mesa contra la Exclusión y por los Derechos Sociales de Tetuán

La Mesa contra la Exclusión y por los Derechos Sociales de Tetuán (Madrid) surgió en 2016 a partir de una iniciativa de los grupos 15M del distrito. La idea era encontrar un espacio de convergencia entre los movimientos sociales, los responsables políticos del nuevo ayuntamiento de izquierdas y los Servicios sociales, a fin de salir al paso de las emergencias más graves del distrito: paro y empleo precario, desahucios, hambre, racismo, violencia machista, etc. La experiencia se ha desarrollado durante cuatro años hasta que la nueva Junta Municipal surgida de los acuerdos del PP, Ciudadanos y Vox decidió retirarse de la Mesa en marzo de 2020 coincidiendo con la primera ola del Coronavirus. Se ponía en cuestión una rica experiencia de participación horizontal que ahora tiene que replantearse su identidad en el nuevo contexto social y político.   

La Mesa ha puesto en marcha diversas iniciativas entre las que destaca un programa trasversal para asegurar el derecho a la alimentación de emergencia, con las Tarjetas de Alimentación de Tetuán (TAT), que han sido replicadas por el resto de los distritos de Madrid en septiembre de 2020, y ha obtenido el primer premio de la Estrategia Naos del Ministerio de Consumo en la modalidad de promoción de la salud alimentaria en el contexto comunitario. Otra de las actividades realizadas, que destacamos aquí, ha sido una Investigación Acción Participativa (IAP) sobre la convivencia en el distrito que ha durado dos años (2018-2020). Queríamos saber cómo las relaciones familiares, de vecindad, económicas y asociativas daban lugar a procesos de exclusión, y sacar las consecuencias que se podían derivar para mejorar la convivencia en los seis barrios de un distrito internamente muy diverso con 158.000 habitantes.

Ensayo de democracia participativa en MadridLa IAP ha durado dos años y ha combinado el trabajo de una comisión de personas voluntarias con  asambleas abiertas en las que se sometían a debate los borradores iniciales. Las asambleas, con una media de 30-40 personas, han sido el eje central del proceso y han transitado por diversos locales privados y públicos del distrito. Los debates han sido muy ricos, demostrando la potencia que tienen los procesos de deliberación colectiva y democracia real. El diagnóstico completo se puede consultar en mesaexclusiontetuan.wordpress.com y se ha impreso en un librito de 64 páginas (Convivir en Tetuán) con financiación directa del vecindario.

El balance global es negativo, sobre todo la de los sectores sociales más frágiles y empobrecidos, cuya vida cotidiana se ve afectada por prácticas y discursos excluyentes que deterioran la convivencia. Los recursos públicos se muestran insuficientes y el malestar de la población excluida no dispone de cauces democráticos efectivos para defenderse de las minorías económicas, mediáticas, etc., que dominan el orden social.

Una rica experiencia de participación horizontal

Agresiones machistas, homofobia, hogares monoparentales con menores a cargo y dificultades de conciliación, jóvenes que no se pueden emancipar por falta de empleo, mayores dependientes, personas discriminadas por su diversidad funcional… Estrés ambiental en calles y plazas por la suciedad, contaminación, ruido y congestión del tráfico, especialmente en los barrios a la izquierda de Bravo Murillo, puntos calientes de conflictividad, xenofobia en un distrito de mayoría inmigrante, inseguridad… Y una economía agresiva, con elevadas tasas de paro y subempleo, que subordina las políticas públicas a los intereses de las grandes corporaciones, reforzando la polarización social y espacial, con una quinta parte de los hogares en riesgo de exclusión y uno de cada veinte en extrema pobreza.

Las políticas sociales (pensiones, salud, servicios sociales, etc.) alivian de manera importante la desigualdad social, pero son insuficientes para cubrir las necesidades básicas de los sectores más excluidos. En particular, destaca la clamorosa falta de políticas públicas para asegurar el derecho a la vivienda, a una alimentación adecuada y a una renta digna para los hogares bajo el umbral de la pobreza.

La participación del vecindario en la gestión de los asuntos públicos es mínima, sobre todo por la prevalencia de discursos sociales que trasfieren ese poder al Estado (representantes políticos) y al libre mercado (líderes económicos y mediáticos), mientras tienen una presencia menor los discursos que defienden el apoyo mutuo y una democracia participativa.

El último paso es un conjunto de propuestas para salir al paso de los problemas detectados. Frente a posturas intransigentes, como la de la nueva Presidenta del distrito, del Partido Popular, para quien el diagnóstico sonaba a “anarquía, comunismo y procesos asamblearios”, haría falta aprender a compartir, deliberar, decidir en común. En expresión de una vecina, “llevar a la práctica educativa el gusto por la democracia, el gusto por el debate, por ponerte en el lugar del otro, por crecer juntos, el gusto por escuchar al diferente, también al diferente ideológicamente. Supongo que ahí está la clave de la democracia”.

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