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Cada día crece la preocupación por nuestro entorno natural, por la redistribución de la riqueza y las consecuencias que esto tendría para los países de África, América o Asia que se encuentran a la cola del desarrollo.
Cada día surgen nuevas iniciativas que luchan contra el cambio climático, contra la exclusión social en nuestro país y en el resto del mundo, que buscan cómo mejoran nuestra calidad de vida, no sólo en lo material, sino también aquellas cosas que no siendo materiales, ni medibles, mejorar sustancialmente nuestra vida diaria: desarrollo cultural, asistencia sanitaria, la tecnología al alcance de todos, etc.
Todas estas iniciativas terminan vinculadas de una u otra forma al instrumento económico por excelencia: el dinero; y este dinero siempre está unido íntimamente a algún tipo de actividad financiera. Por ello, desde diferentes movimientos sociales, siempre hemos buscado, dentro de un ejercicio de coherencia no siempre alcanzable, cómo conseguir que la actividad financiera también esté acorde con las diferentes iniciativas que vamos asumiendo y ejecutando.
El resultado es el nacimiento de la banca ética, que se podría definir como una entidad financiera que busca realizar su actividad siempre desde el punto de vista ético. Es decir, financiando proyectos e iniciativas que tengan un impacto positivo y sirviendo de depositarios de los ahorradores que saben que sus fondos son utilizados dentro de los principios éticos claros y asumidos. Todo ello sin renunciar a la rentabilidad para poder seguir manteniendo la actividad.
En Madrid y en general en el centro de España (Guadalajara, Toledo…) surgió hace un par de años un movimiento de entidades y personas que buscaron este objetivo. Uniendo las fuerzas de algunas entidades que ya trabajaban en este ámbito como GAP o SETEM y otras interesadas en desarrollar esta iniciativa como Economistas sin Fronteras o Proclade, conseguimos impulsar un proyecto de Banca Ética en Madrid que tiene su vinculación con un proyecto más general para toda España: el Proyecto Fiare.
El resultado fue la creación de la asociación FIRES de banca ética en noviembre de 2006 con 14 entidades socias inicialmente. FIRES tiene un acuerdo con el proyecto FIARE para su implantación del modelo de banca ética en Madrid y su ámbito de influencia, que sirve para poder ofrecer los servicios de una entidad financiera con todas las garantías.
El proyecto FIARE nace del impulso de una fundación creada en el País Vasco, fruto de un proceso de reflexión similar al generado en Madrid. La fundación consiguió en su día un acuerdo con una entidad de banca ética ya establecida desde hacía algunos años en Italia, la Banca Popolare Ética, los cuales les ha permitido la apertura de una oficina bancaria, como agentes financieros, en Bilbao.
