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LOS ROSTROS DE DIOS Y SUS DIVERSOS CAMINOS

Escrito por

Éxodo (junio- julio) 2011
– Autor: Marcelo Barros –
 
En la realidad latinoamericana, uno de los hechos más significativos y relevantes para todo el continente ha sido la emergencia y el fortalecimiento de movimientos indígenas y afro-descendientes que se organizaron en confederaciones regionales, se articularon en otras organizaciones populares en el campo y en las ciudades y se afirmaron en el plano social y político, hasta el punto de influir profundamente en la realidad social y política de varios países latinoamericanos y elegir gobiernos que los apoyaban. En este proceso social y político latinoamericano ha sido fundamental la participación de cristianos, así como la influencia de una teología que une fe y política, espiritualidad y compromiso social liberador.

Un fenómeno, no nuevo en esta construcción, pero que se ha manifestado más intensamente en los tiempos recientes, ha sido el Pluralismo cultural y religioso. Se trata de un hecho que desafía a las religiones, antes poco habituadas a convivir con el diferente, y merece una mayor profundización por parte de los grupos de teología.

1. EL PROYECTO TEOLÓGICO DE ASETT Y EL NACIMIENTO DE ESTA COLECCIÓN

Ya en octubre de 2001, en su asamblea general en Quito, la ASETT, Asociación Ecuménica de Teólogos/as del Tercer Mundo, decidió explicitar y profundizar la íntima relación y mutua fecundación existentes entre la Teología de la Liberación y la emergente Teología del Pluralismo Cultural y Religioso. En algunas Iglesias cristianas latinoamericanas, la Teología de la Liberación surgió y creció a partir de las prácticas de las comunidades y los movimientos populares.

Desde el inicio, los diversos segmentos de este tipo de teología se fueron concretizando en teologías contextuales, como teologías indias, afro-americanas y también en teologías feministas de la liberación, además de reflexiones específicas como la eco-teología, la lectura bíblica popular en América Latina y otras interpretaciones. La Teología del Pluralismo Religioso se desarrolló más en los sectores más abiertos del cristianismo europeo y norteamericano. Fue una derivación de lo que apartir de los años 60 se llama “Teología de las Religiones”, reflexión teológica sobre el sentido y el valor positivo de las otras religiones. En la Iglesia católica esta reflexión se desarrolló sobre todo en la línea del Concilio Vaticano II. En los ambientes evangélicos, el Consejo Mundial de las Iglesias en su Asamblea de Nueva Delhi de 1961 ya defendía la libertad de conciencia religiosa de toda persona humana.

En 1969, el Consejo aprobó el proyecto de un encuentro con creyentes de otras tradiciones. En 1970 se celebró el coloquio de Ajaltoun, en Líbano, sobre la necesidad de un apertura de las Iglesias al pluralismo y al diálogo con las otras tradiciones religiosas. A partir de ahí varios teólogos evangélicos profundizaron también una teología positiva y valorativa de otras religiones.

Durante siglos, las Iglesias se proclamaron el único camino de salvación. Este tipo de visión subsiste todavía en algunos grupos cristianos y en ciertas publicaciones, como se sobreentiende en el best-seller norteamericano “Cabana” y se halla claramente explícito en el comentario que se convirtió en un segundo libro sobre el tema: “Encuentro con Dios en Cabana”. Este segundo libro revela un amplio conocimiento bíblico y capacidad de revisar las visiones usuales y tradicionales sobre Dios. Sin embargo, deja clara su posición contra cualquier visión pluralista o que relativice la fe cristiana. Se trata de la teología de grupos baptistas norteamericanos.

A diferencia de este tipo de teología, en la Iglesia católica y en algunas Iglesias históricas, algunos, a partir de Karl Rahner, siguieron la intuición que posteriormente se denominó inclusivista (en Cristo todas las religiones son salvíficas y por lo tanto tienen valor positivo). Teólogos como los católicos Jean Danielou e Yves Congar, así como los evangélicos Jacques Ellul, Paul Tillich y otros fueron elaborando las tesis que superaron el pensamiento eclesiocéntrico de tipo exclusivista. En generaciones posteriores, algunos mostraron que Dios no hizo alianza exclusiva con nadie. Teólogos/as pluralistas han acentuado el papel central y específico del Espíritu de Dios que se revela y da su gracia y salvación a toda la humanidad en las formas más diversas y a través de las más diferentes culturas y religiones. El hecho de que el cristianismo sea en Asia una religión minoritaria y tenga que dialogar con las grandes tradiciones orientales contribuyó a que teólogos como Tissa Balasuriya, Michael Amaladoss, Aloysius Petris, Samuel Rayan y muchos otros pudieran desarrollar una teología de tipo pluralista. En Europa y en América del Norte, Paul Knitter, John Hick, Jacques Depuis, Hans Küng, además de algunas teólogas feministas como Elizabeth Fiorenza y, en Brasil, Ivona Gebara, profundizaron estas intuiciones y desarrollaron una teología nueva y más abierta a otras tradiciones espirituales. Esta Teología del Pluralismo cultural y religioso ha desafiado y exigido una nueva elaboración de la teología cristiana e incluso de la Teología de la Liberación. No obstante ser conscientes de la dimensión inmensa de esta tarea, la Comisión Teológica Latinoamericana de ASETT planeó la organización y coordinación de una colección teológica, hecha de consuno por diversos autores y autoras, con el propósito de poner en marcha una reflexión más directa y sistemática sobre este asunto.

Antes de esta colección, algunos trabajos y artículos procedentes de la teología india, de la teología negra y de la teología feminista ya reflexionaban sobre elementos de una teología de la liberación a partir de los presupuestos de la teología del Pluralismo cultural y religioso. En la misma colección de Teología y Liberación, trabajo fundamental de los teólogos y teólogas de la liberación, en los años 80, el libro sobre Teología India se titulaba “El rostro indio de Dios”. Partía de la referencia de la conferencia episcopal de Puebla sobre los rostros de Cristo en los pobres y excluidos. Entre tanto, por el mismo hecho de traducir como “rostro de Dios” y profundizar sobre elementos de las religiones indígenas como salvíficos, ya preanunciaba una apertura pluralista a las tradiciones religiosas indígenas.

A partir de los años 90, las teologías indias, negras y feministas de liberación elaboraron presupuestos nuevos, que podemos calificar como “caminos para una teología pluralista de la liberación”. Lo hicieron por el hecho de partir siempre de la praxis de las comunidades y los movimientos populares, generalmente más abiertos a cierto pluralismo concreto de convivencia cultural y religiosa. De momento, el objetivo de esas reflexiones era comprender y valorizar la contribución de las culturas y religiones indígenas para la trayectoria liberadora de las comunidades, y no tanto profundizar la relación entre una teología del pluralismo cultural y religioso y los datos de la fe cristiana, en el método de la Teología de la Liberación. Seguía faltando este tipo de trabajo más sistemático y directo. Por eso, la Comisión Teológica Latinoamericana de ASETT tuvo en cuenta contribuciones ofrecidas por los compañeros de estos diversos campos de la teología latino americana, pero resolvió reunir reflexiones y profundizar, lo más sistemáticamente posible, la relación entre la Teología de la Liberación y la Teología del pluralismo cultural y religioso. Planeamos una colección de cinco libros, organizados a partir del método consagrado en América Latina de “ver, juzgar y actuar”. Aun sabiendo que en este camino metodológico las etapas se solapan de algún modo y cada paso incluye algo del siguiente, estamos convencidos de que esta metodología favorece una reflexión más centrada en la realidad. Los títulos y temas de los cinco volúmenes y de cada uno de sus tomos se concibieron y realizaron a partir de muchos diálogos de equipo y también de diversas consultas a compañeros y compañeras de América Latina. El primer inspirador y mayor realizador de esta colección fue José María Vigil, con una tenacidad y una eficacia realmente impresionantes. Todo lo llevó a cabo en constante y cuidadoso diálogo con el resto de los integrantes del equipo, Luiza Tomita (entonces coordinadora de la Comisión Teológica) y Marcelo Barros.

2. LOS CINCO LIBROS DE LA SERIE “POR LOS MUCHOS CAMINOS DE DIOS”

En la línea de partir de la realidad era normal que el primer volumen de la colección tuviese como título y tema los “desafíos del pluralismo religioso para la teología de la liberación”. El segundo volumen es una tentativa de responder a estas cuestiones. En él se elabora una “teología latinoamericana pluralista a partir de la fe cristiana”. El tercer volumen se constituyó ya como una “teología latinoamericana pluralista de la liberación”. El cuarto volumen, “Teología Pluralista Libertadora Intercontinental”, sigue el mismo esquema, pero en un ámbito intercontinental, y no únicamente latinoamericano. El quinto volumen, “Para una Teología Planetaria”, elabora una teología no sólo cristiana, sino multirreligiosa y pluralista de la liberación.

El primer volumen lleva un prefacio de Don Pedro Casaldáliga y una introducción esclarecedora de los organizadores de la colección. Abre luego la reflexión con un texto de Paul Knitter, teólogo norteamericano que ya hace tiempo aboga por un diálogo más profundo entre la tología latinoamericana y la Teología del Pluralismo. Faustino Teixeira, teólogo brasileño, profundiza en el desafío del pluralismo religioso para la teología latinoamericana. Recorremos a continuación los campos concretos de las teologías indias, negras y feministas. Concluimos con un capítulo sobre la Espiritualidad del Pluralismo Religioso (de José María Vigil) y una tentativa de síntesis, por supuesto provisional, del libro y del tema.

El segundo libro contó con un prefacio del obispo metodista argentino Frederico Pagura, expresidente del Consejo Latinoamericano de las Iglesias (CLAI). Luego, José María Vigil nos recuerda que el lugar privilegiado para el diálogo interreligioso es la opción por los pobres. El padre José Comblin nos ofrece un texto de fuerte tenor crítico con relación al cristianismo y a las religiones oficiales (La teología de las religiones a partir de América Latina). Nuevamente Vigil nos introduce en la relación con las religiones indígenas y negras latinoamericanas y caribeñas en un estudio sobre “El macroecumenismo como teología latinoamericana de las religiones”. Luiz Carlos Susin nos ofrece una reflexión sobre “El Absoluto en los fragmentos” (La universalidad de la revelación en las religiones). Despúes de otros sugestivos estudios, el libro se concluye con un epílogo del teólogo Diego Irarrazaval, que fue presidente de ASETT. Él traza una especie de “balance teológico del tema”. La edición italiana del segundo volumen añadió un texto del teólogo italiano Carlo Molari. Como teólogo europeo entró en diálogo con sus colegas latinoamericanos.

El tercer volumen trae un prefacio de Leonardo Boff, y también un epílogo que resume el libro a cargo de Diego Irazaval. La edición italiana añade también un texto del teólogo italiano Maurilio Guasco, que continúa el diálogo entre los hermanos de la teología europea y los de la teología latinoamericana.

El cuarto volumen tiene un prefacio de Paul Knitter y consiguió la colaboración de buenos teólogos y teólogas de los diversos continentes. Así, de América Latina contamos con la colaboración de Faustino Teixeira, Diego Irarrazaval y otros. De Asia colaboraron Tissa Balasuriya, K. C. Abraham y Edmund Chia. De África, Ramatathe Dolamo y Mary Getui. De las minorías indígenas y negras de Estados Unidos hay un buen trabajo de Dwight Hopkins. Además, la participación de Raimon Panikkar une el mundo occidental al mundo hindú.

El quinto volumen no lleva prólogo, pero sí una introducción a cargo de la Comisión Teológica de ASETT. Entre sus trabajos cuenta con textos como la pregunta fundamental: “¿Es posible una teología interreligiosa?” (de Edmund Chia). Dentro de esta perspectiva, el libro presenta diversos ensayos desafiantes: “Ser un cristiano hindú” (de Michael Amaladoss), “Teología para una espiritualidad Trans-religiosa (Marcelo Barros), “Contribución de las tradiciones africanas autóctonas a este debate” (Laurenti Magesa), “Una perspectiva musulmana” (Irfan Omar), “Reflexiones Budistas sobre Teología Inter-religiosa” (David Loy) y, finalmente, una tentativa de síntesis elaborada por la Comisión Teológica de ASETT sobre la construcción de esta posible “teología planetaria”.

Al leer y releer estos textos, más de un interesado en estos temas desearía una mayor profundización. En todo caso, esta colección cumple ya su tarea fundamental de lanzar el reto y de haber dado unos buenos pasos en este camino misterioso y palpitante.

1. Traducido del portugués por Gilberto Canal. Toda la colección se titula “Por los muchos caminos de Dios”, y el primer volumen fue publicado por ed. Verbo Divino, Quito 2003, y el resto, por Abya Yala, Quito 2004, 2006 y 2010.

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