martes, abril 23, 2024
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I Conferencia contra el hambre en Madrid

Éxodo 129
– Autor: Evaristo Villar,  Carlos Pereda, Nuria Rosado y otros –

Presentación. Evaristo Villar

La I Conferencia contra el Hambre, promovida por las organizaciones que apoyan la Carta contra el Hambre, tuvo lugar en la sala madrileña de la Comisión Europea el 10 de abril de 2015.

Tres fueron los objetivos que se perseguían: en primer lugar, tomar conciencia del drama que está suponiendo en muchas familias la presencia de la plaga del hambre en la capital y en la Comunidad de Madrid; en segundo lugar, defender el derecho que acompaña a todo ser humano –por el mero hecho de haber nacido– a la alimentación como algo irrenunciable y fundamento de todos los demás derechos; y, finalmente, reclamar la complicidad de la opinión pública para exigir al Ayuntamiento y a la Comunidad el compromiso político de dedicar una partida específica, en sus presupuestos generales, para erradicar el hambre de nuestro espacio social.

Durante la Conferencia se presentaron tres ponencias con el fin de establecer el marco teórico del problema. La primera, a cargo del sociólogo Carlos Pereda, versó sobre “El alcance de la pobreza severa en Madrid”; la segunda, de la sanitaria Nuria Rosado, se centró en “Las necesidades alimentarias y la salud”; y la tercera, a cargo de Evaristo Villar, hizo una presentación detallada del contenido, propuestas y perspectivas de la Carta contra el Hambre. Presentamos a continuación las dos primeras ponencias, habida cuenta de que la tercera ya está asumida en la Carta contra el Hambre.

La Conferencia contó además con dos importantes Mesas Redondas, ambas centradas en el “Análisis, posibles soluciones y propuestas” para erradicar el hambre en nuestra ciudad y su entorno. En la primera mesa, constituida por instituciones de ámbito estatal, participaron el Banco de Alimentos, Caritas, Cruz Roja y Mensajeros de la Paz. En la segunda, organizada en torno a iniciativas más locales, intervinieron Despensas Solidarias, Bancos Populares de Alimentos y la parroquia de San Carlos Borromeo. Algunas de estas instituciones han expresado por escrito su orientación y propuestas respondiendo al cuestionario que le hemos hecho, desde Éxodo, en la siguiente sección “En la brecha”.

I. El alcance de la pobreza severa en Madrid. Carlos pereda

Buenas tardes. Una de las necesidades más apremiantes de los seres humanos es la alimentación, sin la que no podemos sobrevivir. Por eso, el derecho a la alimentación, la disponibilidad de alimentos en cantidad y calidad suficientes, aparece como un derecho fundamental que España, como país, se ha comprometido a garantizar en el marco de Naciones Unidas. Para hacer efectivo este derecho, el primer problema con el que nos encontramos es que no sabemos cuántas personas están malnutridas porque las encuestas de España y de la comunidad de Madrid no registran esta información con suficiente precisión y, como dice el refrán, “ojos que no ven… corazón que no siente”. Sin embargo, hay claros indicios de que el hambre afecta a un sector relativamente amplio de población, que se ha incrementado de manera notable en los recientes años de crisis.

Un indicio directo son las personas que reciben alimentos en las instituciones y bancos de alimentos, más de 100.000 en Madrid, según los datos recabados por la Red de Investigación y Observatorio de la Solidaridad, a partir de informes del Banco de Alimentos, Cáritas y Cruz Roja. Una cifra que, aun siendo elevada, probablemente se queda corta si tenemos en cuenta un indicador indirecto en el que me voy a centrar: la escasez de recursos económicos de muchos hogares a causa del paro, el empleo precario y los recortes sociales. Evidentemente, la falta de alimentos tiene que afectar sobre todo a aquellas familias cuyos ingresos económicos son tan bajos que no pueden hacer frente a sus necesidades básicas, no sólo de alimentación sino también de vivienda, vestido, transporte, electricidad, agua y cualquier otra cosa que se tenga que comprar con dinero. Los datos que voy a resumir a continuación pretenden aproximarnos a esa población abocada a vivir en una situación agobiante de falta de ingresos.

En primer lugar, el paro:

  • Según la Encuesta de Población Activa, uno de cada diez hogares de Madrid emplea menos del 20% de su fuerza de trabajo, en la mayoría de los casos porque todas sus personas activas están en paro. Es lo que Eurostat, la oficina de estadística de la Unión Europea, llama “hogares con baja intensidad laboral”, un indicador que sitúa a España a la cola de los 28 países europeos, solo por delante de Grecia e Irlanda. ¿Cuántos hogares de Madrid se ven afectados por esta situación de paro masivo?: 232.000 en el cuarto trimestre de 2014, donde viven casi 600.000 personas. Desde 2009, estos hogares se han incrementado un 82%.
  • Podríamos pensar que, después de todo, las personas en paro están cubiertas por la prestación de desempleo. Pues no, la mayoría no tiene esa cobertura: si cruzamos los datos de la EPA con los de la Seguridad Social, el 59% de las personas en paro de Madrid, 360.000 en números absolutos, no recibe ninguna prestación, ni contributiva ni asistencial. Son sujetos en búsqueda y disposición para trabajar, pero que no tienen oficio ni beneficio y se ven obligados a malvivir de sus exiguos ahorros, del apoyo de los parientes y amigos, de las ayudas privadas de ONGs, de la mendicidad, de la rebusca en la basura o de cualquier otra fórmula que les permita mantenerse en pie. Ese colectivo se ha incrementado un 42% desde 2009.
  • Como saben todos ustedes, el grupo social más afectado por el paro es la juventud: desde el cuarto trimestre de 2011 en que se inició la presente legislatura hasta el cuarto trimestre de 2014, la comunidad de Madrid ha destruido 156.000 empleos de quienes tienen entre 16 y 34 años. ¿Alguien se puede extrañar de que nuestra juventud, dicen que la mejor formada de la historia, tenga que emigrar a Alemania, Reino Unido o Francia? De paso, además, se reduce la cifra de paro en nuestro país, que eso vende mucho en campaña electoral.
  • En segundo lugar, están los salarios bajos o la llamada pobreza laboral:
  • A partir de la última Estadística de salarios de la Agencia Tributaria, sabemos que la cuarta parte de las personas empleadas en la comunidad de Madrid percibe retribuciones, en cómputo anual, por debajo del Salario Mínimo Interprofesional y que el 15% cobra menos de la mitad del Salario Mínimo, o sea, por debajo de 322 euros/mes.
  • Interesa especialmente este último grupo de asalariados muy precarios, ¡ya me dirán qué vida se puede construir y qué nivel alimentario pueden tener los hogares con ingresos salariales por debajo de 322 euros/mes! Una situación que afecta a 396.000 trabajadoras y trabajadores de Madrid que seguramente alternan períodos de paro con empleos de temporada, a veces de cortísima duración y poco retribuidos. El peso de este colectivo en la población asalariada madrileña ha crecido un 15% en los últimos cuatro años y es quizás el que permite a algunos políticos alimentar la ilusión de que estamos saliendo de la crisis.
  • En tercer lugar, las pensiones que perciben 1,2 millones de personas mayores en nuestra comunidad y representan un ingreso importante para muchos hogares:
  • Pero también en este caso la cuarta parte de esas pensiones se sitúa por debajo de la Pensión Mínima de Jubilación fijada por el gobierno y el 12% cobra menos de la mitad de la Pensión Mínima, o sea, por debajo de 345 euros/mes.
  • Este último tramo de 144.000 pensiones muy muy bajas, en aquellos casos en que no disponen de otros ingresos en el hogar, se tiene que encontrar muy probablemente en situación de déficit alimentario.
  • Por último, la Renta Mínima de Inserción de la Comunidad de Madrid:
  • Esta renta se considera un derecho de última instancia para personas en situación de extrema necesidad, un objetivo que parece muy razonable. Sin embargo, aparte su baja cuantía (393 euros mensuales por hogar en 2013), sólo llega a la sexta parte del colectivo que pretende proteger, como veremos más adelante.
  • La mayoría de las solicitudes de RMI son rechazadas en la fase de tramitación, que además es lentísima, por lo que muchas familias en situación de extrema necesidad (también alimentaria) se desesperan en el proceso y lo viven habitualmente, no como un derecho, sino como una carrera de obstáculos.
  • Todas estas situaciones apuntan a la existencia de hogares con muy bajos ingresos, es decir, hogares pobres, de los que nos informa con precisión la Encuesta de Condiciones de Vida, del Instituto Nacional de Estadística. Los indicadores más importantes para la comunidad de Madrid son los siguientes:
  • El 13,4% de los hogares se encuentra en riesgo de pobreza y el 4,7% en situación de pobreza severa. Este último grupo es el que más nos interesa, ya que recoge a aquellas familias cuyos ingresos medios se sitúan por debajo del 30% de la mediana de ingresos, es decir, por debajo de 339 euros/mes por unidad de consumo en 2013. Se trata de 117.000 hogares (300.000 personas), que han aumentado un 62% entre 2009 y 2013, y que perciben unos ingresos bajísimos con los que es imposible vivir y comer en condiciones dignas. Atención, gran parte de estos hogares muy pobres ya no responden a la imagen tradicional de los pobres de solemnidad, sino a familias muy normales que se han visto afectadas por situaciones de desempleo de larga duración y han dejado de percibir la prestación de desempleo u otras ayudas públicas; entre los grupos especialmente afectados están la inmigración no comunitaria y las familias monoparentales, en su mayoría madres solteras, separadas o viudas con hijos pequeños).
  • Otros datos de interés de la Encuesta de Condiciones de Vida son que el 37% de los hogares de Madrid, más de un tercio, llega con dificultades a fin de mes, y el 38% no tiene capacidad para acometer gastos imprevistos. Casi una de cada cinco familias reconoce que llega a fin de mes “con mucha dificultad”, lo que en alguna medida también tiene que incidir en su dieta alimentaria.
  • El 9% no puede mantener la vivienda con la temperatura adecuada en los meses fríos, es decir, padece pobreza energética.
  • El 8% no puede pagar las cuotas o gastos fijos asociados a su vivienda, situación que está en el origen de los desahucios y afecta a casi 200.000 hogares de nuestra comunidad.
  • Y el dato más relacionado con la alimentación: un 3% –185.000 personas– no puede permitirse una comida de carne o pescado al menos cada dos días. Esta tasa se ha incrementado un 67% desde 2009.

Se podría pensar que todas estas situaciones de pobreza y carencias materiales son inevitables pero no es así. El problema es el reparto. Y aquí, para terminar, me van a permitir hacer un poco de ciencia-ficción para llamar a así a algo que los poderes establecidos consideran iluso, utópico o ingenuo pero que, en mi opinión y así lo propongo a ustedes, debería ser el principal objetivo de la política: conseguir una distribución equitativa de la riqueza que nuestra sociedad es capaz de producir.

Según la Contabilidad Regional de España, la comunidad de Madrid es la que tiene más renta por persona, exactamente 31.000 euros “per cápita” en 2014 según datos publicados hace menos de un mes. Teniendo en cuenta que el tamaño medio del hogar es de 2,6 miembros, si esa renta producida en nuestra comunidad se distribuyera a partes iguales entre todas las familias supondría unos ingresos de 81.000 euros/año, o 6.750 euros/mes. Evidentemente de ahí podríamos detraer los impuestos necesarios para las políticas sociales que benefician a todos y todavía nos quedarían unos recursos sobrados para vivir con dignidad. Pero esto no cuadra con la partida de beneficios de las empresas que en el mismo ejercicio de 2014 han acaparado el 40% de la renta producida en la comunidad (77.300 millones de euros); ni cuadra tampoco con el sistema fiscal regresivo existente en España, ni con las últimas reformas laborales, ni con los recortes de las políticas sociales para pagar la deuda, etc., etc., etc. Excusas no les faltan para justificar la desigualdad, la pobreza y, en última instancia aunque se trate de ocultar, el hambre de los sectores más frágiles y excluidos.

Un segundo dato muy positivo de Madrid es que registra el salario medio más elevado de todas las comunidades autónomas, exactamente 24.571 euros/año, o 2.050 euros/mes. ¿Imaginan lo que pasaría si este promedio se aplicara efectivamente? Para empezar, los mileuristas y los seiscientoseuristas pasarían a la historia. Sin embargo, eso no cuadra con la desigualdad salarial existente en Madrid, que es la más elevada de las 17 comunidades autónomas. Las 100.000 personas mejor remuneradas tienen un promedio salarial, en cómputo anual, superior a 6.000 euros mensuales, veinte veces más que las 700.000 con salarios más bajos, que sobreviven con un ingreso medio, también en cómputo anual, de 320 euros mensuales.

Y podemos aplicar el mismo criterio al trabajo: si en el reparto del empleo existente, entraran las 612.000 personas que se encuentran en paro, podríamos trabajar todas 30,6 horas en lugar de 37. ¿Por qué dicen que tal cosa es imposible?

Y lo mismo pasa con las políticas sociales, que son especialmente cicateras con los sectores más pobres y vulnerables de la sociedad. ¿Por qué los parados de larga duración no cobran una prestación adecuada?, ¿por qué la cuarta parte de las pensiones son inferiores a la Mínima fijada por el gobierno?, ¿por qué la Renta Mínima de Inserción sólo cubre a la sexta parte del colectivo para el que fue creada?, ¿por qué no se asegura alimentación, vivienda digna y sobre todo un empleo digno a todas las personas?

La solución a estos problemas es posible. Y sabemos que algunos sectores sociales tienen más responsabilidad que otros (“Políticos y banqueros” se decía en la Puerta del Sol en mayo de 2011). Pero en mayor o menor medida todas y todos tenemos alguna responsabilidad y estamos implicados, por acción o por omisión. Muchas gracias.

II. Necsidades alimentarias y salud. Nuria Rosado Muñoz

Salud, ¿cómo podríamos definirlo? Es una palabra que ha ido evolucionando a lo largo de la historia, enriqueciéndose poco a poco y creciendo en su definición.

Ya no se trata de “ausencia de enfermedad” ni de “el silencio de los órganos”, sino de algo más amplio, según la OMS sería “el logro del máximo nivel de bienestar físico, mental y social y de la capacidad de funcionamiento que permiten los factores sociales en los que viven inmersos el individuo y la colectividad”.

Es un término que habla del individuo desde una perspectiva bio-psico-social, y de un individuo metido y funcionando en una comunidad, en un contexto.

Es un término condicionado por la influencia de muchos determinantes, que resultaría muy difícil delimitar el ámbito de cada uno de ellos, por la integración y la relación tan intensa que hay entre todos:

– biológicos (herencia genética, sexo, edad,…)

-sociales (familia, religión, medio ambiente, cultura, políticas,…)

– estilos de vida (forma de vida, educación, cultura gastronómica, modas, conductas saludables o no,…)

– sistemas de asistencia sanitaria (la seguridad social , el ayuntamiento, la sanidad privada, …)

La salud es algo muy amplio y muy influenciable, hay muchas formas de tener salud, pero igualmente, hay muchas formas de perderla, todos estos factores pueden prevenir la enfermedad y curarla, pero también pueden promover la salud, apoyando el dicho popular y sabio: “Más vale prevenir que curar”, que en estos tiempos en que la economía manda, tendría que valer de referente.

Respecto a la alimentación, la parte “bio” de la definición de salud, anteriormente dada, se puede decir, que es una acción vital, un derecho humano. Los alimentos tienen el poder de cambiar la vida de las personas. Nos permiten llevar una vida sana y activa y determinan en gran medida nuestro futuro.

Al mismo tiempo, la forma que producimos y consumimos alimentos aumenta la inequidad o desigualdad y malgasta los recursos naturales con los que convivimos.

Nuria1-Frutas: Aportan agua, azúcares, vitamientas y carotenos,

minerales como potasio, selenio y fibra.

-Verduras y hortalizas: Vitaminas, minerales, fibra,

antioxidantes.

-Leche y derivados: Contienen proteínas de elevada calidad,

lactosa, vitaminas, calcio.

-Cereales: Base fundamental de nuestra alimentación, los hidratos de carbono aportan energía. Pan, pastas, arroz, cereales, patatas y demás tubérculos, siendo los alimentos integrales más ricos en fibras, vitaminas y minerales que los refinados.

-Agua: Imprescindible para el metabolismo del organismo (1,5-2 litros/día).

-Aceite y grasas: Necesarias para las estructuras celulares, hay que consumirlas con moderación, cantidad y calidad adecuada, evitando los ácidos grasos TRANS y consumiendo mejor grasas insaturadas (poliinsaturadas y monoinsaturadas).

-Legumbres: Aportan hidratos de carbono, fibra, vitaminas, minerales, proteína vegetal, previenen cánceres como el de colon, y reducen los niveles de colesterol.

-Frutos secos: alto contenido energético, ácidos grasos insaturados, fibra proteína y grasa vegetal, vitamina E.

-Huevas: Proporcionan proteína de alta calidad, vitaminas y minerales.

-Pescados: Proteínas, vitamina D, yodo, ácidos grasos poliinsaturados.

-Carnes y embutidos: Proteínas, vitamina B12, hierro, potasio, fósforo y cinc.

Basándonos en la pirámide de la NAOS, se podrían analizar qué actividad física deberíamos hacer y que alimentos son necesarios para una vida saludable y en qué cantidades deberíamos consumirlos.

Resumiendo lo anterior:

*El consumo de cereales y derivados, de verduras y hortalizas, de frutas, de lácteos y de aceite de oliva, debería ser diario.

*Varias veces a la semana, las fuentes de proteínas, legumbres, frutos secos, huevos, pescados y carnes.

*Consumo moderado u ocasional, de pastelería, bollería y bebidas alcohólicas.

*Teniendo una importancia considerable, el consumo de agua y el ejercicio físico moderado.

 

Todo esto, en contacto con la realidad que nos rodea, con el contexto en que vivimos, está variando. ¿Cuál será la causa y cómo está siendo ese cambio?

Para hablar de la parte “psico” de la definición, la parte mental, también se puede usar otra pirámide, basada en las necesidades humanas (pirámide de Maslow), se trata de una teoría psicológica, en la que se acomodan las necesidades humanas en una jerarquía, en la parte inferior de la pirámide están las necesidades humanas básicas, que a medida que son satisfechas, aparecen otras que son superiores, hasta llegar a los deseos más elevados.

Nuria2 

 

 En la parte inferior está la alimentación, ¿cómo podremos llegar a sentirnos seguros, a querer, a que nos respeten, a autorrealizarnos, si nos está fallando una de las necesidades básicas?

 

 

 

Respecto a la parte “social” de la definición de salud, en este espacio, se produce un autoconocimiento que puede garantizar las relaciones de igualdad y equidad, que puede garantizar una convivencia, una participación en la ciudadanía, que se puede aprender la autogestión de las relaciones, desarrollando capacidades como la sensibilidad, la responsabilidad, el desprendimiento y la solidaridad.

Esta pieza del puzle, se tambalea considerablemente.

Hay muchos aspectos que se engloban, pero empezando por las políticas, actualmente de recorte, se bombardean tres pilares básicos para el individuo, la educación (becas, falta de apoyo en el sistema público, creando desigualdades educativas, que en un futuro repercutirán de manera segura), la sanidad (recortando en la atención universal, en la prevención y promoción de salud, en las vacunas, creando desigualdades en salud entre la población, y las políticas sociales (sobre todo en la dependencia y en las ayudas más básicas).

Si se continúan con los “precios del vivir”, todo lo básico que se necesita en el día a día de una familia, ha ido encareciéndose, en contra a los ingresos que han ido disminuyendo o incluso desapareciendo. Los desahucios, la pobreza energética, la malnutrición, son términos que tienen cara y sentimientos.

Respecto al trabajo, es escaso, es casi siempre temporal y las condiciones en las que se trabaja han empeorado notablemente en estos últimos años. Se considera la primera fuente de ingresos en una familia, sin la cual, en la sociedad actual, es muy difícil desarrollarse.

Falla lo “bio”, lo “psico” y lo “social”, falla la capacidad de funcionamiento, afloran sentimientos de tristeza, de miedo, de enfado, de ira, de locura, se pierden los pilares básicos, se pierde la salud.

Desde el inicio de la crisis económica, social y ambiental, se ha mostrado lo frágil, injusto e insostenible que es nuestro sistema alimentario. En España, el hambre se ha hecho visible, como consecuencia a la crisis económica y de unas políticas de austeridad, que han llevado a más pobreza, a más exclusión social y a más desigualdad.

Uno de cada cuatro españoles está en situación de pobreza y riesgo de exclusión, ya en 2011, UNICEFF alertaba que un 44,5% de los niños de 6 a 9 años, tenían problemas de obesidad y sobrepeso, caracterísitica que se relaciona con una dieta barata e insana.

Siguiendo con las definiciones, ante esta realidad, se hacen indispensables hablar de términos que día a día conviven con nosotros:

Nuria4 Consumo alimentario inadecuado

aumento de peso, aparición de obesidad, diabetes, osteoporosis, HTA, enfermedades cardiovasculares,…

enfermedades con mayor frecuencia, mayor gravedad y mayor duración

Sedentarismo, aislamiento, déficit de cuidados, mayor depende

 

-Hambre: Escasez o el acceso restringido a suficiente cantidad de alimentos y carencia de nutrientes esenciales y necesario para el desarrollo de los niños y niñas y para la salud de las personas.

El hambre tiene repercusiones en las facultades físicas y mentales.

El hambre está en nuestros barrios y ciudades, es una realidad cada día más real y más visible desde que comenzó la crisis, día a día se reducen los derechos sociales de los ciudadanos más vulnerables, generando un aumento de desigualdad y de la pobreza, poniendo en riesgo el derecho a la alimentación.

-Malnutrición: Estado fisiológico que incluye un rango más amplio de desequilibrios, de inadecuación o de exceso de nutrientes, incluye tanto la desnutrición como la sobrealimentación, así como las deficiencias de micronutrientes.

Es un estado patológico por déficit, exceso o mala asimilación de los alimentos.

-Desnutrición: Por dieta deficiente, falta de proteínas, calorías, energía y micronutrientes. Puede ser aguda (es muy rápida y limitada en el tiempo, delgadez extrema y deficiencia de peso para la altura) o crónica (situación de pobreza crónica, con consecuencias para el aprendizaje y menos desempeño económico, hay retraso de altura para la edad, disminución del crecimiento).

-Subnutrición: Insuficiente ingesta de alimentos para satisfacer las necesidades de energía.

-Inseguridad alimentaria: Situaciones en que las personas no consumen lo suficiente para desarrollar un vida activa y sana. No sólo está relacionada con la falta de ingresos (desempleo) sino también con el problema de la vivienda (falta de instalaciones para cocinar).

Se puede ir entendiendo la relación directa entre la alimentación y la salud. Las consecuencias pueden ser igual de malas, ya sea por defecto o por exceso de ingesta.

Este diagrama, estas relaciones, estas consecuencias, empeoran todavía más, cuando falla la educación en la alimentación y en el ejercicio físico. La fruta y la verdura son piezas clave de esta, no debería concebirse un desayuno sin fruta o una comida sin ensalada. Hay claramente un problema de economía, pero también, el problema de la alimentación se enfatiza cuando falla este aprendizaje, cuando falla la educación, cuando falla saber lo importante que es una alimentación adecuada y un ejercicio adecuado para tener salud y no enfermar.

El recorte en el gasto alimentario va acompañado también de hábitos alimentarios poco saludables que favorecen la obesidad. La Sociedad Española Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) en el 2014, expone que las familias buscan ahorrar en alimentación, y esto aumenta la inseguridad alimentaria, y esto conlleva a la malnutrición (desnutrición y alimentación excesiva). También hace referencia a que cambian las pautas de consumo, primero se cambia el lugar donde se compra (lo determina el precio), luego se cambia el volumen de alimentos consumidos/persona, se reduce el volumen de alimentos adquiridos, y tercero se cambian los productos comprados (se consume menos carne, menos ternera, más pollo y carne transformada y congeladas, se consume menos pescado, menos fruta y verdura, menos cereales y más legumbres, aunque quedan por debajo de las recomendaciones)

Todo esto conlleva a una carencia de hierro, ácido fólico, vitamina A y Yodo, estas deficiencias de micronutrientes esenciales en la dieta, afecta a la inmunidad y al desarrollo saludable. En las mujeres embarazadas, pueden causar malformaciones en los fetos. Pueden existir problemas en el crecimiento y en el desarrollo óseo, en el sistema inmune y en la visión. Si hubiera carencia de Yodo, se producirían alteraciones en la glándula tiroides, y por tanto en todas las funciones fisiológicas.

También se produce un aumento de sobrepeso y obesidad, con ello, aumentan las enfermedades crónicas, como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, diabetes,… , la polipatología, pluripatología, enfermedades crónicas múltiples o complejas, son situaciones que conllevan una mayor pérdida de autonomía, un mayor grado de dependencia y de discapacidad. La cronicidad y multimorbilidad tienen una gran repercusión en los costes del sistema sanitario, que ya se supone que está sobrecargado.

Otra consecuencia, es el aumento de patología mental (ansiedad, trastornos del ánimo, depresión,…), cuando baja la capacidad económica, los ciudadanos presentan un aumento en los trastornos mentales (estudio SSCREEN, IMPACT y SESPAS), aumento del abuso de alcohol, aumento del consumo de psicofármacos,…

Y por último, se observa un cambio de hábitos, no sólo en la actividad física, sino también en la manera de preparación de los alimentos, hay falta de instalaciones adecuadas, hay pobreza energética, hacinamiento, desahucios, todo hace que se aumente el consumo de productos menos nutritivos, altamente procesados, ricos en calorías y envasados.

Se va mostrando con todas estas afirmaciones, el nexo complejo entre el aumento de pobreza, la inseguridad alimentaria, la malnutrición, la obesidad y por tanto, con el aumento de la enfermedad.

Es necesario prestar una atención especial a la infancia, dependientes e influenciados totalmente por cuatro factores de los que se está hablando, la educación, la familia, la salud y en entorno social.

UNICEFF en el 2013, estimaba 2.306.000 menores en España viviendo en la pobreza, condición social que incluye malnutrición y dietas desequilibradas.

Cuando todo apunta a las desigualdades en las condiciones de vida, los niños sin opciones se convierten en adultos sin opciones, que a su vez, encuentran grandes dificultades para hacer progresar a sus propios hijos.

Una educación universal y gratuita no significa equidad educativa. ¿De qué sirve que un niño disponga de un aula y un profesor, si le faltan los libros, el material escolar o el desayuno?

SESPAS advierte del grave daño que la privación y la desigualdad social dejará en la salud de los niños a lo largo de su vida. Según evidencia científica, cuando hay exposición en la infancia a privaciones materiales, hay peores resultados en salud, a corto, a medio y a largo plazo.

Ya existen depresiones reactivas, trastornos metabólicos como la diabetes y problemas cardiovasculares,…

Dañar la salud infantil, proyecta una larga sombra hacia adelante, dañando la salud en la edad adulta.

Frente a estas realidades, el Estado debería responder.

Los bancos de alimentos, de alguna manera, pueden asegurar la ingesta de productos no perecederos, ¿pero qué pasa con la ingesta de los productos frescos?, ¿qué pasa con la ingesta de proteína animal?, ¿qué pasa con la fruta y la verdura? ¿qué pasa cuando estas estructuras no son suficientes? No es más lógico que el derecho a una alimentación correcta se distribuya desde las instituciones públicas, de una manera centralizada (comedores escolares, comedores sociales estatales, ayudas directas para la alimentación y energía,…)

Además, no tenemos que olvidar, que las personas a título individual, tenemos mucho que aportar, todos somos un recurso, un activo y debemos aprovecharnos de ello, compartiendo y ofreciendo, ya que existe un sentimiento importante de vergüenza, de inferioridad, a la hora de pedir ayuda.

Tenemos mucho que ofrecer, tanto como profesionales, como agentes sociales, como vecinos, como padres y sobre todo como personas.

III. Conclusiones de la I Conferencia contra el Hambre en Madrid. Fernando González (Gonzo), Margarita Sáenz, Rosa Moro y Nacho Duque.

Todas las personas podemos ver los datos y estadísticas del hambre, pero son una generalización a la que hay que poner caras y nombres. En la Comunidad de Madrid hay 300.000 personas empobrecidas severas, de las cuales, en 2014 al menos 106.000 personas en la ciudad de Madrid tuvieron que acudir a bancos o despensas de alimentos. Si a la pobreza no le ponemos cara, y solo ofrecemos cifras, no podremos conseguir que esta ciudad deje de ser una de las capitales de la pobreza de Europa.

El problema del hambre en Madrid es tan grave que toda la gente que en Madrid necesita ayuda para comer cada día llenaría la ciudad de Vigo; la ciudad más grande de Galicia.

¿Vamos a seguir siendo indiferentes? No puede seguir siendo una palabra prohibida. ¿Es o no es el hambre un problema lo suficientemente grave como para que forme parte de la agenda política de Madrid y general?

Es necesario que el poder político lo reconozca y cese en su negacionismo; que deje de criminalizar y multar la pobreza. Es un derecho que debe garantizar a toda la ciudadanía, según el art. 9 de la Constitución y según los tratados internacionales que nuestro Estado ha ratificado. ¿O es que el gobierno no reconoce a personas como Carmen que ha dicho que ha comido durante dos años en un comedor social y va a ser desahuciada? Y Carmen no es la única, como ella hay cientos de miles de personas.

Desde las organizaciones solidarias de ciudadanas y ciudadanos que luchan día a día contra el hambre, hay propuestas de soluciones, a corto y largo plazo..

A corto plazo, distribución de alimentos, teniendo en cuenta la dignidad de todas las personas. Exigir a las autoridades que se haga cargo de sus responsabilidades.

A largo plazo, exigir empleo digno, sueldo justo, renta básica, hay que combatir la evasión y el fraude fiscal porque a mayor fraude, más hambre.

Que la solidaridad por parte de la ciudadanía no oculte la obligación de las autoridades. Mientras éstas se deciden a asumir sus responsabilidades, las entidades deben fortalecer el consumo de proximidad; de esta manera, en la dinámica de ofrecer ayuda puede radicar también parte de la solución. Debe relacionarse a personas perceptoras y voluntarias para que se involucren de manera conjunta formando redes de solidaridad horizontales.

No permitamos que la administración delegue su responsabilidad hacia redes de caridad, convirtiendo a las ciudadanas y ciudadanos sujetos de derechos en personas serviles que reciben la gracia de quien manda

Tener hambre significa que todo lo demás es secundario. El hambre anula las facultades de las personas para obtener una vida digna de forma independiente. Genera desigualdades insalvables. El hambre avergüenza. Es la vergüenza de la sociedad entera.

Debemos transformarnos de víctimas de la crisis en protagonistas de la transformación de este sistema que ha vulnerado nuestros derechos.

Ahora que los políticos están en campaña electoral, sabiendo que muchos han sido invitados a esta jornada, lamentamos que no estén entre nosotros, escuchando a la ciudadanía.*

* Agradecemos a Nacho Murgui de Ahora Madrid su asistencia a la conferencia.

 

 

 

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