miércoles, abril 24, 2024
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Hay mucho soplo de Teresa en esta aventura

Escrito por

Éxodo 127
– Autor: Luis Sandalio –

Cuando me pidieron hablar sobre nuestra comunidad y su inspiración teresiana me pareció un disparate. Luego me explicaron lo de actualizar el mensaje y la figura de Teresa y me entró curiosidad. Después me tropecé con mi propia ignorancia sobre la Santa (cuyo conocimiento me viene más por sintonía personal que por estudio) y me entró algo similar al pánico escénico, que sólo puedo vencer confiando en la generosa comprensión de los lectores y en mi asumida ignorancia: espero pues no desbarrar demasiado.

Muchas veces he reflexionado sobre el peligro y la tentación de hacer arqueología sobre los personajes históricos luminosos que brillan como estrellas por toda la eternidad. Y soy fiel seguidor de Matsuo Bashô que nos dio un precioso consejo:

“No sigas las huellas de los sabios del pasado. Busca lo que ellos buscaron”.

Y desde aquí sí que me encuentro más cómodo para hablar de nosotros, de Teresa y de lo que ella, que tantos impedimentos, persecuciones y polémicas padeció en su época, podría hacer y vivir hoy. Pero como el espacio es muy breve, tendré que sintetizar al máximo.

De nosotros, con humildad y sencillez (“humildad es andar en verdad” decía ella y no es fácil entenderlo bien); de ella con admiración y respeto a la maravillosa obra que el Sorprendente hizo en su vida; y de lo que sería si viviera hoy con mucho temor y temblor para no desatinar.

Mi primera experiencia con Teresa ocurrió a los 15 o 16 años cuando leí el libro de su Vida y me descolocó tanto desde los primeros capítulos que tuve que acudir a mi director espiritual que se quedó perplejo cuando le dije que no sabía rezar. Le expliqué lo que estaba leyendo y se tranquilizó mientras me decía, paternal y muy seguro, que ya aprendería “eso” cuando fuera mayor.

Afortunadamente yo no me tranquilicé. Y desde entonces Teresa fue mi gran pedagoga en esto de ensimismarme hasta la hondura por donde mana Dios. Precisamente este año, que aún no ha acabado, he publicado un libro1 que habla desde nuestra propia experiencia, de unos pocos amigos que, en medio de un mundo hostil, reseco y tremendamente injusto, buscan el manantial, con la necesidad y el empeño de que hablaba Teresa:

“Ahora pues, tornando a los que quieren beber de esta agua de vida y quieren caminar hasta llegar a la mesma fuente… digo que importa mucho y el todo… una gran y muy determinada determinación de no parar hasta llegar a ella, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabaje lo que se trabajare, murmure quien murmurare, siquiera llegue allá, siquiera me muera en el camino, o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda el mundo…”2.

Y además este libro tiene una guía para comentarlo juntos desde la experiencia personal; pues leer en grupo es mucho más que comprender un libro. Se trata de formar grupitos que compartan la experiencia de buscar el manantial, lo cual puede ser al mismo tiempo un camino hacia la comunidad. Creo, humildemente, que hay mucho soplo de Teresa en esta aventura.

Después vino la comunidad. Quise hacerme carmelita; pero los planes de Dios iban por otros caminos. Sin embargo allí aprendí a conocerla mejor. Es por eso que puedo decir sin rubor que si ella viviera en nuestros días, se rodearía de letrados (a poder ser con espíritu), estudiosos del Jesús histórico, el de Nazaret, su gran amor. ¿Por qué? Porque cada vez vemos más necesario re-conocer y difundir la figura de Jesús sin apropiárnosla ni desfigurarla. Todavía sigue siendo un gran desconocido, a pesar de todos los expertos que creen saberlo todo y más sobre él.

También allí aprendí que en tiempos tan difíciles “son menester amigos fuertes de Dios”. Y después lo experimenté. No porque nos haya tocado vivir grandes calamidades (que a otros muchísimos sí); sino porque quisimos vivir con aquellos que las pasan. De ahí nuestra primera comunidad en Castro Urdiales (Cantabria) acogiendo transeúntes, mendigos e iniciándonos en el trabajo con presos y con personas que quieren desarrollar una espiritualidad de plenitud.

Este grupo, como entendía Teresa, no tiene que ser numeroso ni basar su eficacia en la cantidad, sino en la autenticidad y fidelidad al Espíritu y al plan de Dios. Ella decía que tenía que ser “gente escogida”, pero no con criterios humanos, sino con los de Dios. Quienes nos conocen se asombran de ver cómo Santi, un ganadero de toda la vida que no piensa en la jubilación, además de ser discípulo de Teresa, es nuestro mejor terapeuta con los muy complicados casos que nos llegan al “taller de reparación” (Kropotkin, que hablaba de los campesinos acogedores de enfermos mentales, le daría sin duda un medalla y S. Freud dos. Nosotros, más sencillos, nos hacemos apadrinar unas veces por Teresa y otras por Juan de Dios.)

Y hablando del plan de Dios, que nos suele dar pistas a través de los signos de los tiempos, es cierto que a Teresa, cual rosa de los vientos adversos, le afectó la terrible encrucijada de moros, infieles, judíos y herejes. Y lo mismo que en su casa paterna descubrió la gran piedad de su padre con una esclava mora (propiedad de un tío de Teresa) a la que trataba como a hija y cristiana, nosotros tenemos la casa abierta a toda clase de gentes y creencias, de los que aprendemos siempre, y en estos más de treinta años han pasado por ella gentes de los cinco continentes. De igual manera estamos abiertos a la colaboración con otras asociaciones y proyectos. Reyes está en el “Teléfono de la Esperanza” y todos los de casa colaboramos con la “Federación niños del mundo” en la parte más pesada, cuando toca cargar contenedores.

Y lo mismo que Teresa, cuyos hermanos todos “hicieron las ámericas” (uno de los cuales, Rodrigo, murió a manos de los indios en el Río de la Plata), supo cambiar de ideas y aleccionada por Fr. Alonso de Maldonado se hizo consciente del genocidio que los españoles, que se decían cristianos, ejecutaban con los indios y pudo escribir:

“no sé muchas veces qué decir, sino que somos peores que bestias…”3.

nosotros también tenemos que reconocer que hemos tenido que limpiarnos de muchos prejuicios y buscar informaciones, que los medios de comunicación sometidos al poder del dinero arteramente ocultan, para hacernos una idea más correcta del mundo que nos ha tocado vivir y de quienes lo enturbian y encanallan. Estoy convencido de que si Teresa viviera en nuestro tiempo, además de teología, estudiaría política y economía e iría de la mano –uniendo acción y contemplación- con su tocaya la Forcades.

Es desde esta dimensión comprometida y militante de donde nacen nuestros videos didácticos sobre la crisis4 y nuestra EXPOCARCEL ITINERANTE5.

Y lo mismo que Teresa fue testigo de la ruptura de Europa y de la Iglesia por las connotaciones políticas y religiosas de la reforma protestante y de aquí sacó la motivación profunda para, a pesar de todas las contradicciones de las autoridades pertinentes (el nuncio hablaba de ella como “fémina inquieta, andariega, desobediente y contumaz, que a título de devoción inventaba malas doctrinas…”), hacer lo que en ella estaba a pesar de ser mujer y ruin… con esa valentía reforzada y asentada en los sólidos cimientos de una experiencia espiritual que iba dirigiendo sorprendentemente sus pasos; digo que igual que ella supo abrir caminos de renovación para su época, también nosotros sentimos la necesidad y la urgente tarea de renovar la nuestra.

Y creemos que el camino actual pasa por desarrollar un pluralismo religioso basado sobre todo en la experiencia espiritual; pero ayudada por los estudios teológicos que purifiquen a las distintas religiones (incluida la nuestra) de sus virus y enfermedades crónicas, algunas mortales (todavía en pleno siglo XXI hay personas que se suicidan y que matan en nombre de Dios). Y basado también en el compromiso con los pueblos marginados. Pero sin olvidar la denuncia clara de los poderes financieros y la estrategia geopolítica de las potencias que se han empeñado en “comerse el mundo” como si de una hamburguesa se tratara.

Y como noto que me estoy inflando, tal vez excesivamente, en asuntos de grave importancia en los que no podemos influir todo lo que quisiéramos, aterrizo en nuestra vida limitada y sencilla con una anécdota bien reciente y finalizo así este encargo que, al menos a mí, me ha servido para dar gracias al que tantísimas ha derramado sobre nosotros.

Hoy, 24 de diciembre, mientras escribo esto desde una ermita solitaria, recuerdo el tema que el domingo pasado tocábamos en la cárcel de El Dueso, a cuya reunión semanal acuden encantados también musulmanes y gente sin religión o que no saben.

Comentábamos el verso de P. Casaldáliga: “¿Por qué ha de ser sólo nuestra tu Navidad?”. Y creo que, porque entendemos esto, que la navidad es la preferencia de Dios por los más pobres y pequeños, y su hacerse entender por ellos sin preguntarles si van o no y a qué templo, nuestra casa se abre a hermanos de todos los países y creencias. Y este domingo un rumano jovencísimo nos entregaba una carta de la que entresaco: “Se que este año ha sido muÿ duro, ÿ me he apretado los dientes al maximo, ÿ ahora solo me queda recibir la Navidad con esperanza (…) y quero agradeseros con todo mi corazon por todo lo que habeis echo por mÿ, ÿ quero que sepais que no voÿ a olvidarlo nunca ÿ una cosa mas con vosotros he aprendido que la fe hace que todo sea posible”.

Gracias también a vosotros, amigos lectores, por vuestra ­paciencia.

……………………………..

1 El Pueblo Pozos Secos. 2014. edición propia (pedidos: 942555699).

2 Camino, 35,2

3 Carta a su hermano Lorenzo de Cepeda. 17 enero 1570.

4 https://www.youtube.com/channel/UCHujR74ms47NHBR1TC02crw

5 https://www.youtube.com/watch?v=vwFCmulPNPU

Exposición para dar a conocer a la gente de la calle de todas las edades la realidad de la cárcel, su  necesaria reforma y otras alternativas que habría que poner en marcha.

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