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CUATRO FORMAS DE ENTENDER LA INMIGRACIÓN

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Éxodo 102 (ener.-febr’10)
– Autor: Carlos Pereda –
 
A partir de varios estudios cualitativos recientes se puede extraer un mapa de cómo se entiende en la sociedad española el fenómeno de la inmigración. A primera vista sorprende la gran variedad de opiniones, que se traduce con frecuencia en una intensa confrontación. Sin embargo, al profundizar en el análisis te encuentras con unas cuantas posiciones básicas que permiten dibujar los ejes o lógicas fundamentales que atraviesan el debate. El presente texto recoge de forma sintética esas posiciones.

Sólo una aclaración previa. Las formas de entender la inmigración no se presentan compactas y aisladas en la práctica social sino, más bien, combinadas entre sí, con frecuentes transacciones y ambivalencias que dan lugar a un cuadro complejo. Como cualquier esquema, esta tipología simplifica la realidad, pero a la vez permite superar una visión estrecha, casuística o meramente descriptiva del tema en cuestión.

Cada una de las posiciones recogidas en el cuadro adjunto parte de una concepción diferente de la inmigración: como fenómeno anómalo y en última instancia ilegítimo, para la posición de repliegue defensivo, que de ese modo postula una situación de exclusión; como minoría dependiente y subordinada, para la posición de inserción subalterna, en la medida que se reconoce la prioridad del orden estatal-nacional y la necesidad de que los foráneos se ajusten a sus dictados; como ajuste poblacional de la mano de obra mundial, para la posición de integración igualitaria, en el marco del proceso de globalización económica y libre mercado; y como efecto y síntoma de las desigualdades inherentes a la historia colonial y a la actual jerarquización entre los estados, para la posición crítica instituyente. Estas diversas concepciones de la inmigración se pueden desplegar en cuatro dimensiones: la convivencia, el trabajo, el estatuto ciudadano y el modelo subyacente de sociedad.

CONVIVENCIA

1. Grupalidad adscriptiva, ya sea como reclusión relacional y afectiva entre paisanos o personas de la misma cultura de origen, que se considera no compatible con la apertura a otras culturas, o como repliegue microgrupal con parientes, paisanos o amigos ante las actitudes y prácticas de no reconocimiento o rechazo xenófobo de los nativos, situación más habitual en la primera etapa de estancia en España (reclusión microsocial).

2. Individualismo clientelar, ya sea ajustando la forma de convivencia a las normas y costumbres del contexto español –asimilación uniforme asumida–, o como adaptación forzosa, y provisional, a las prácticas y discursos de la preferencia nacional y la jerarquización de las relaciones sociales (asimilación en la cultura mayoritaria).

3. Individualismo liberal, que plantea la convivencia entre personas de culturas y posiciones socio-económicas diversas desde el principio de la equiparación de derechos (igualdad de oportunidades) y sobre la base de un asentamiento jurídico, profesional y familiar de los migrantes. La pluralidad cultural sería la prueba de la modernización de España (respeto de la diversidad cultural).

4. Grupalidad electiva, que propone la convivencia intercultural de inmigrantes y autóctonos frente al racismo, el machismo y el clasismo. Defensa del mestizaje cultural y la ciudadanía planetaria, desde la participación y el intercambio de grupos sociales diversos (reconocimiento activo de la diferencia).

TRABAJO ASALARIADO

1. Mano de obra etno-estratificada, posición mayoritaria en la primera etapa de estancia en España de la población migrante procedente de países periféricos, que se encuentra sin papeles y en la economía sumergida. Lo habitual es que adopte una actitud de sumisión y dependencia, tanto si el que contrata es un empresario español como si se trata de una empresa mono-étnica (por ejemplo, un bazar indio, un restaurante de comida china o una pequeña empresa de construcción con todos los empleados ecuatorianos).

2. Mano de obra complementaria: cuando se consiguen papeles y un contrato de trabajo en regla ganan terreno otras estrategias laborales, en primer lugar la correspondiente a la posición de inserción subalterna, que busca la incorporación a la “norma de consumo obrero” establecida en España hace varias décadas y actualmente en crisis. En particular, se reclama de la administración un mayor control de los precios y de los salarios, políticas sociales efectivas y, muy especialmente, un control estricto de la llegada de nuevos inmigrantes que, al aumentar excesivamente la oferta de mano de obra, presionan a la baja los salarios y rebajan las condiciones de vida de los trabajadores, sobre todo de los inmigrantes llegados en los últimos años, sus competidores más inmediatos. Esta posición asume, además, el estatuto subsidiario de los trabajadores inmigrantes en relación a los nativos, es decir, justifica la “preferencia” de los dueños de la casa (“están en su país”) a la hora acceder a un puesto de trabajo.

3. Mano de obra competitiva: frente a la posición anterior, se pone el énfasis en la capacidad de superación de los individuos, dotados para competir en un espacio de libre mercado (“Si tú quieres, tú puedes”). Se reclama un “estado mínimo” poco intervencionista, pero que garantice la igualdad de oportunidades para todos, sin proteger especialmente a los nacionales (“que muevan el culo y no echen la culpa al inmigrante”). Para esta posición, la restricción política de los flujos laborales por parte de los Estados representa un obstáculo a las ventajas que supondría la libre circulación de trabajadores; los estados harían mejor en encauzar esos flujos en su beneficio, desarrollando una política activa de inmigración para atraer aquellos flujos de migración que más les beneficien.

4. Mano de obra crítica : esta posición parte de un rechazo de la lógica de “explotación” del capitalismo, que “esclaviza” tanto a inmigrantes como a autóctonos. Se insinúa, en consecuencia, la denuncia y unidad de acción de los trabajadores, extranjeros y nativos, desde un plano de igualdad, como sujetos que ponen en cuestión la jerarquización Norte-Sur y las desigualdades económicas generadas por las grandes corporaciones transnacionales (“¡el capitalismo es un cáncer!”).

ESTATUTO CIUDADANO

1. Ciudadanía recluida: sea por la existencia de unos rasgos etnoculturales que son considerados incompatibles con la cultura autóctona o sea por eludir el rechazo social que se experimenta (especialmente en las primeras etapas migratorias, sobre todo si no se dispone de la documentación de residencia). La tendencia dominante de esta posición es el autocentramiento comunitario, vivido como ámbito protector y constituido habitualmente por paisanos del mismo origen pero también a veces por personas de otra nacionalidad e incluso españolas. La relación con las políticas sociales se establece desde parámetros de segregación (residencial, escolar, sanitaria…) en el marco de una política de inmigración restrictiva, con estricto control de las fronteras y represión/expulsión de los “sin papeles” a los que se trata como intrusos y peligrosos.

2. Ciudadanía subordinada: parte del reconocimiento del orden estatal español como encargado de poner orden y establecer las pautas de inserción, diferenciadas, entre ciudadanos nacionales y extranjeros. Los intereses de los nativos prevalecen sobre los de los foráneos, por lo que éstos aceptan el estatuto ciudadano y laboral subalterno que se les asigna. Esta forma de ciudadanía puede ser asumida espontáneamente por los migrantes o ser inducida por las circunstancias (“el que no lo asuma lo pasa peor”). La relación con las políticas sociales se establece desde parámetros de adaptabilidad, subsidiariedad y reconocimiento de la prioridad de los nativos para acceder a los recursos existentes (empleo, vivienda, educación compensatoria, contrato de integración, etc.).

3. Ciudadanía equiparada: prevalece en los sectores de la inmigración más asentados y cualificados, y defiende la equiparación jurídica de todos los ciudadanos, sean nativos o extranjeros, para desenvolverse en la vida de acuerdo a sus méritos. El estado debe asegurar el control racional de las migraciones internacionales, facilitar la igualdad de oportunidades en el mercado de trabajo y promover la convivencia ciudadana en espacios comunes pluriculturales. La relación con las políticas sociales se establece desde parámetros de tolerancia e igualdad de oportunidades.

4. Ciudadanía emancipatoria: posición sólo esbozada por sectores minoritarios de la inmigración, que pone de relieve la naturaleza grupal y participativa de los colectivos humanos, como sujetos activos de las instituciones sociales. Se defiende para España una democracia solidaria con el resto del mundo, con la expresa inclusión de todas las culturas y minorías nacionales presentes en el territorio, y la mira puesta en una superación del modelo de vida capitalistaconsumista- individualista y a favor de una ciudadanía instituyente, transcultural y emancipatoria. La relación con las políticas sociales se establece desde parámetros de reconocimiento de las diferencias, igualdad de trato y educación intercultural y antirracista.

DIVERSOS MODELOS DE SOCIEDAD

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