sábado, abril 20, 2024
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2015: nihil obstat. El fin de dos milenios de exclusión para elección de mujeres al episcopado

Éxodo 127
– Autor: Miguel Ángel de Prada –

El 16 de diciembre de 2014 fue noticia la elección de la mujer sacerdote Libby Lane para el episcopado de Stockport en el Reino Unido. ¿Por qué fue novedad informativa la elección de una mujer para obispa en la iglesia anglicana, si otras iglesias de la misma comunión anglicana han ordenado ya a 29 mujeres? Desde la década de los 70 en muchas de las 40 provincias de la iglesia anglicana, autónomas e interdependientes en comunión con el arzobispo de Canterbury, se ha ido aprobando la ordenación de mujeres tanto al sacerdocio como al episcopado. En todas se ha producido un gran debate doctrinal y legislativo desde entonces. La primera mujer promovida al episcopado fue Barbara Clementine Harris, en la diócesis de Massachusetts, EE.UU., en 1990, en la progresista iglesia episcopaliana, rama del anglicanismo, que también ordenó como obispo al primer sacerdote homosexual, Gene Robinson, o casó a dos mujeres sacerdotes lesbianas. En este caso no “obstat sexus” ni para el acceso de las mujeres ni para la ordenación de homosexuales. También en Nueva Zelanda, la primera obispa anglicana, Penny Jamieson, lo fue en 1990. Recientemente la primera mujer en acceder al episcopado de las 12 provincias anglicanas de África, Ellinah Ntombi Wamukoya, es obispa de Swazilandia desde julio de 2012. Incluso en la tradicional República de Irlanda, la rama irlandesa de la iglesia anglicana, minoritaria en la misma, se adelantó un año (diciembre de 2013) con la elección de Pat Storkey como obispa de la diócesis de Meath y Kidere, cerca de Dublín. El proceso parece imparable y ya en diciembre de 2014, un mes después de que el Sínodo general de la Iglesia de Inglaterra autorizara la ordenación de mujeres al obispado, con la modificación de la ley canónica, a partir de 2015, ha sido elegida la reverenda Libby Lane como obispa de Stockport. El cambio del proceso legislativo comenzó en el Sínodo de 2012 tras el voto en contra por 6 votos; sin embargo, en julio de 2014, el Sínodo general anglicano dio luz verde al principio de ordenación de mujeres al episcopado, y el Comité eclesiástico del Parlamento tramitó la legislación, que el 17 de noviembre ha recibido la sanción final. La ceremonia de consagración será en la catedral de York el 26 de enero de 2015. Han pasado 20 años desde la autorización para la ordenación de mujeres, 1994, y en 2010, por primera vez, se ordenaron más mujeres (290) que hombres (273) en la Iglesia de Inglaterra. El año 2015 se adivina clave porque hay varias sedes episcopales vacantes; sin duda conoceremos más nombramientos de mujeres.

¿Novedad o presentimiento para la iglesia católica? Entre el sí y el no

Las palabras del papa Francisco en la Evangelii Gaudium dejan claro que “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia (…), se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales” (nº 103). Es el sí. Pero inmediatamente afirma que “El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión, pero puede volverse particularmente conflictiva si se identifica demasiado la potestad sacramental con el poder” (nº 104). Es el no. Aunque continúa: “Aquí hay un desafío para los pastores y para los teólogos que podrán ayudar a reconocer mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes en los diversos ámbitos de la Iglesia“ (nº 104) En suma, y con bastante claridad: sí pero no, aunque tal vez…

Pensando las repercusiones

Podemos aventurar que pronto veremos mujeres que han accedido al episcopado en la tele, tanto en las noticias diarias como en las tertulias habituales. Será la normalización cultural del país. ¿Pero veremos mujeres en los puestos de responsabilidad eclesial en España? Tal como ha declarado Hilary Cotton, del Movimiento Mujeres e Iglesia del Reino Unido: “No se trata de llevar una túnica morada, sino de cambiar la cultura de la iglesia para que goce de equidad”.

Sin duda ya está abierta la guerra de denominaciones: mujeres sacerdotes, mujeres sacerdotisas; mujeres obispas, obispesas… La lucha por la apropiación de la denominación mostrará, como en cualquier otro ámbito de la vida social, un proceso de normalización lingüística que no se prevé corto en el país de los eufemismos.

El cambio contra la discriminación de la mujer en las iglesias, ¿vendrá de la mano del estado? Es lo que ha ocurrido en los países escandinavos, en donde los Parlamentos (Dinamarca, 1949, y Suecia, 1958) impusieron la normalización ciudadana para el acceso al episcopado. Ambos países son de tradición luterana. El caso de Suecia es paradigmático: los obispos luteranos en 1957 votaron contra la ordenación de mujeres como pastoras y obispas pero, dado que la ley sueca exige que la legislación eclesiástica pase tanto por la Asamblea eclesial como por el Parlamento nacional, éste obligó a impedir la discriminación por sexo. En 1958 la Asamblea eclesiástica aprobó la ordenación de mujeres y en 1960 fue ordenada la primera. La legislación también admitió la “cláusula de conciencia” para los obispos que no comulgaran con el cambio. En un proceso similar, ¿la iglesia española exigirá la separación de poderes para no verse obligada a prohibir la discriminación en su seno por motivo de sexo?; ¿el estado actuará para evitar la discriminación actual en la iglesia? En suma, ¿se derogará el “obstat sexus” o, de nuevo, “con la iglesia hemos topado”?. Por más que se insista en que el debate no deba iniciarse, no se podrá encerrar bajo “siete candados como el sepulcro del Cid” porque España no es diferente. El V Centenario del nacimiento de Teresa de Ávila podría suponer un impulso hacia la equidad en la Iglesia.

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